¿Amor? [YoonMin/JimSu]

21

Por alguna razón, también terminé en el piso. Tenía al castaño abrazado y él tenía su cabeza apoyada en mi hombro, durmiendo tranquilamente.

Presté atención a su rostro, pinché sus mejillas y las estrujé haciendo que se formara una "o" deforme con sus labios. Reí un poco.

Vaya que chico tan adorable, me gustaría saber quién es.

Con cuidado lo aparté y le hice una almohada con el saco que llevaba puesto. Me dirigí al baño, le puse seguro a la puerta y me lavé la cara, las axilas y los brazos en el lavabo. Lo demás lo limpiare cuando vaya a mi casa, ahora no tengo tiempo.

A las 5:00 am salí del hospital a la casa de mi jefecito. Quien me criticó por no llevar el "uniforme" completo.
Bien que haría lo mismo si su "ovejita" estuviera en la misma situación...

Ay, y ¿por qué lo comparo con su amor?
No es que me haya gustado aquel tipo...

¿O sí?

~*~

Pasaron dos semanas en las que sólo pude ver a mi madre sólo por cuarenta minutos, pero algo es algo. Además ya se encuentra bastante mejor, ya anda despierta aunque en silla de ruedas por el hospital, no inconsciente y en camilla como antes.

Los médicos no paraban de dar buenas noticias. Realmente mi esperanza estaba recuperada al 100% junto con la de mi madre.

Hoy la dejaron ir afuera, así que nos dirigimos a un pequeño espacio verde (en el mismo hospital) con vista a la ciudad. Habían muchas personas en aquel lugar.

—Vamos allá, Kookie— señaló un lugar cerca del balcón. Ahí no sólo había una niña y un hombre.

Una vez ahí, me senté junto a ella apreciando la vista.

—Nunca había visto la ciudad así, es bonito. Una perspectiva distinta—.

—Es la misma ciudad. ¿Sabes qué es lo que mejora esta vista?— negué y agarró mi mano— la salud y la compañía. Pronto seremos una familia de nuevo—.

—Nunca hemos dejado de ser familia, pienses así ma— las lágrimas se acomodaron en mis ojos amenazando con salir—, nada ha cambiado... Sólo resiste y sal de aquí, todo será como antes—.

—Ay hijo... ¿De cuántas cosas me he perdido en el tiempo que he estado aquí?—.

—Ahjumma, ¿qué le pasó? ¿Por qué está en silla de ruedas? ¿Por qué está pálida? ¿Qué es lo que sale de su brazo? ¿Qué tiene esa bolsa que cuelga de ese palo en esa bolsa? ¿Es jugo? ¿Lo puedo probar?—.

—¡DuRi! Te dije que no molestaras a las demás personas—.

—No nos está molestando, jovencito— a mi si, trato de tener una conversación con mi madre. Volví a ver a la niña y luego al dueño de aquella voz tan grave—. Pero qué nena tan linda, ¿cuántos años tienes?—.

Alzó cuatro dedos de cada mano y ahí perdí a mi madre (puso toda su atención en aquella niña rara y metiche).
Noté que el raro mayor se sentó a la par mía.

—Tú— lo vi por el rabillo del ojo. Tenía un saco en sus manos—. Esto es tuyo...ah yo lo lavé y después me di cuenta que había esto en la bolsa— sacó una tarjeta de presentación muy arruinada— pensé que pudo arruinar mi lavadora, pero no, pude seguir lavando correctamente. ¡Ah! Ahora que lo pienso se parece a mi cartita, cosita que se me olvida el nombre— sacó su billetera y me dio un cartón pequeñito, en él venía el nombre de una agencia de Autos, varios teléfonos, un correo electrónico.