Capítulo 1.

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Química.

Increíble forma de comenzar el año. No es que no me agrade la materia, de hecho tengo buenas calificaciones, pero es que el profesor Daniels es uno de los profesores que tienen una extraña forma de vestir en la escuela, digo, no es normal que un hombre de cuarenta y tantos años se vista como un adolescente. Creo que es de esas personas que están frustradas por el crecimiento o por sus vidas y bla, bla, blá. ¿Es normal que coquetee con sus alumnas? Yo creo no. Y lo peor no termina ahí, tiene un aparato en la boca para sus dientes que le impide que sepamos lo que dice la mayoría del tiempo y los alumnos evitan sentarse en las sillas del frente a menos que quieran terminar con un charco de baba en sus rostros. Asqueroso.

¿Qué decía? Oh, si. Este es mi primer día de mi último año de secundaria y, ¿tenía que comenzar con química? Eso es absolutamente genial (Nótese mi sarcasmo). Sólo espero que no haya llegado nadie y así poder sentarme en las sillas de atrás, no quiero que mi primer día comience con la baba del profesor Daniels en mi rostro, sería muy desagradable...

—¡Fíjate por dónde vas, imbécil! —salgo abruptamente de mis pensamientos al sentir que choco con una chica y veo cómo recoge los libros que se han caído al suelo. La verdad ni siquiera me di cuenta de ella, supongo que si soy un imbécil por no fijarme por dónde iba pero no era necesario que me lo gritara en medio del pasillo. Como soy todo un caballero me agacho para ayudar a recoger sus libros, son muchos, ¿por qué tiene tantos?.

—Ni se te ocurra tocarlos, idiota —golpea mi mano que estaba a punto de agarrar uno de sus tantos libros.

—Oye, yo sólo quiero ayudarte, lo lamento —me disculpo porque esa es la verdad y no fue mi intención tirarle sus libros.

—Pues ayuda fijándote por donde caminas, Sproud —levanto mi rostro como resorte cuando escucho que dice mi apellido, oh Dios, estoy en problemas. Me quedo paralizado cuando veo de quién se trata la persona que esta frente a mi.

No puedo decir palabra, jamás me había cruzado con ella en ningún lugar, sólo la he visto en la mayoría de mis clases. Esos ojos azules son los más hermosos que vi en mi vida, no había tenido la oportunidad de verlos de cerca. ¿Cómo nunca me fije en Sophie? Todos tratan de alejarse de ella por su carácter, aunque para ser sincero no comprendo eso realmente, sólo hay que verle el rostro para ver que no le haría daño a nadie, o eso es lo que mis ojos ven, es tan hermosa...

—A parte de imbécil, ¿eres sordo? —sacudo mi cabeza para dejar de pensar en ella, cielos, ¿me estaba hablando? Debo parecer un idiota en estos momentos.

—Disculpa, ¿qué decías? Me perdí en tus ojos... —¿Que demonios acabo de decir? Oh Dios, me levanté estúpido esta mañana. Siento como mis mejillas y mis orejas se calientan mientras ella me ve con una ceja alzada y una sonrisa burlona —M-Me refiero a que... Digo...Tú eres... ¿Qué?

—Que te fijes por donde vas, idiota —Se aleja rápidamente, supongo que, hacia su casillero para dejar esos pesados libros.

¡Por Dios! ¿Qué demonios pasa conmigo? Es la primera vez que tenemos una conversación ya que la única ocasión que me dirigió la palabra fue por un trabajo hace dos años. En la clase de literatura nos pusieron a hacer un ensayo en pareja y me tocó con ella. Aunque nunca realice el trabajo, yo la buscaba para que quedáramos y hacerlo pero siempre me evitaba y cuando llegó el día de entregar el trabajo se me acercó y me extendió el papel con las cinco mil palabras escritas del resumen del libro "La Odisea". Lo único que dijo fue: "Toma, entregalo , ya puse tu nombre". Y se marchó. Sacamos diez en ese trabajo, bueno, sacó porque ella lo hizo todo.

Completely in LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora