Capítulo 7.

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Había regresado a mi lugar para pensar, no sabía si era yo o si era de verdad que pasaba mucho tiempo aquí. ¿Qué podía hacer? Este era uno de mis lugares favoritos en el mundo, estaba estratégicamente apartado de la ciudad pero no al punto de decir que estaba en medio de la nada. A esta altura se podía percibir el aire puro ya que habían muchos árboles alrededor, era un pequeño acantilado que daba una vista asombrosa. Y si, estaba aquí nuevamente por Sophie, pensar en ella se había vuelto mi pasatiempo sin que me diera cuenta, no podía parar de hacerlo. Caminaba por las calles, miraba las vidrieras de las tiendas a los maniquíes con vestidos y sólo me podía preguntar cómo se vería Sophie en ellos. No la había visto vestida de manera formal, siempre usaba jeans ajustados -que le alegraban la vista a cualquier hombre-, camisetas flojas y largas y sus inseparables converse. Era una chica sencilla y me había dicho que odiaba las prendas que tenían brillos, lo encontraba muy "naco", ese día sólo pude reírme hasta que me dolió el estómago. Por donde lo viera, Sophie me hacía bien. Cambiaba mi estado de ánimo en un segundo, mamá decía que me veía feliz y no es que no lo fuera antes, es sólo que esa felicidad estaba escondida desde que pasó lo de Lucy.

Volviendo al tema principal: Sophie.

Habían pasado dos semanas exactamente desde aquél desayuno, ese día pude saber ciertas cosas de Sophie, no en su totalidad pero comenzaba a confiarme cosas y eso para mi estaba más que perfecto. Tenía que ir poco a poco, yo sabía que era difícil confiar en extraños, los problemas de ella eran muchos y me alegraba demasiado que yo fuese una de las personas con quien pudiera desahogarse.

*Flashback*

Pero es que quiero hacerlo —había dicho y sólo eso bastó para atorarme con mi jugo de naranja. Luego de haberme calmado unos segundos después, tomé su mano que estaba sobre la barra americana e hice que se parara. La guié hasta la sala, me senté primero e hice que ella se sentara sobre mis piernas como bebé.

Sabes que no es necesario, pequeña, no te sientas obligada — comenté mientras comenzaba a acariciarle el cabello, mi otra mano reposaba sobre su estómago.

Lo , pero necesito decírtelo, siento que me ahogo dentro de todo esto y ya no quiero... —pausó unos segundos en los que había desviado la mirada— Pero debes prometerme que no te alejarás, por favor— cuando su mirada regresó a la mía sus ojos estaban cubiertos por una fina capa de lágrimas. Me era difícil aún ver a la Sophie sensible.

Ni siquiera tienes que pedirlo, seré un grano en el culo si es necesario pero no me alejaré de ti, Sophie, te lo prometo.

Bueno... —comenzó mirándome a los ojos— Ayer tuve una de mis tantas pesadillas, aún no es momento que te diga sobre qué tratan esas pero ocurren seguido, estoy un poco acostumbrada —se encongió de hombros restándole importancia y sólo pude verla asombrado—. Ya que viste los medicamentos de las repisas, dejaste uno afuera —fue imposible no sonrojarme, que vergüenza—, no te preocupes, que tienes curiosidad sobre mi. Bueno, todas esas pastillas son mías. Pero son recetadas. Unas cuantas son antipsicóticos para la depresión y otras para la ansiedad.

Completely in LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora