Sentí frío cuando se apartó de mi rápidamente. Las punzadas en mi pecho eran como alfileres incrustándose con su rechazo, despreciando mi tacto. Me senté en el filo de la cama para darle espacio, tiempo para asimilar mis palabras y que se hiciera a la idea. Yo era un asesino.
—¿A qué demonios te refieres? —su murmuro llegó a mis oídos, cuestionando mi cordura.
—Yo maté a mi hermana de ocho años, Sophie —cerré mis ojos, conteniendo las lágrimas, con un nudo en la garganta impidiéndome el habla.
«Los copos de nieve cubrían el pasto como un manto, las nubes grises hacían acto de presencia, imponentes. El ambiente navideño se sentía por doquier, se respiraba el aroma de galletas de jengibre por toda la estructura de nuestro hogar.
Unas risas me despertaron de mi ensoñación, instantáneamente una gran sonrisa se reflejó en mi rostro, esperando. Luego de unos instantes, unos pequeños dedos hicieron presión en mi hombro tratando de llamar mi atención. Tratando de lucir molesto me giré.
—¿Ahora que quieres, renacuajo de estanque? —traté de molestarla.
Sus labios hicieron un puchero adorable y movió sus ojitos pispiretos rápidamente adoptando el significado de ternura personificada. No podía resistirme, ella era mi debilidad.
—Sólo quiero ir a jugar, ¿me acompañas? —juntó sus pequeñas manitas debajo de su barbilla, implorando con el tono de voz más dulce, pareciendo un conejillo indefenso.
Me quedé embelesado con su belleza. Observé sus ojos, idénticos a los míos, con ese brillo único que sólo un niño puede poseer. Sus rizos dorados adornaban su rostro, su piel pálida parecía brillar bajo la luz artificial de la lámpara de mi habitación. Su pequeño cuerpo estaba cubierto por un vestido negro de princesa, ella detestaba los colores "de niña", como el rosa; llevaba unos tacones de mamá, siempre queriendo lucir mayor. Era la niña más hermosa para mis ojos, sabía que cuando fuera mayor, me daría unos grandes dolores de cabeza con sus noviecitos de pacotilla. Ella siempre sería mi nena.
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Completely in Love
Romance"-¿Qué demonios quieres?-murmuró. -Ser tu amigo, nada más -quise tomarla del brazo pero al ver mis intenciones se apartó rápidamente- Demonios, Sophie, ¿ni siquiera puedo tocarte? -No quiero que me toques, ni me hables, ni siquiera que me mires. ¿En...