Estaba demasiado nervioso, me quedé parado unos pasos detrás de ella. Sophie había comenzado a caminar para explorar el lugar, aunque no había mucho que ver. La mayoría de las cosas estaban a la vista. Mamá me había ayudado a conseguir este lugar gracias a un amigo suyo. Lucas, Thiago y Marlene, su novia, se habían prestado para ayudarme con toda la decoración.
El lugar era un poco grande, era un parque de diversiones que no llegaron a terminar de construir pero habían algunos juegos, como la rueda de la fortuna, los carros chocones y el carrusel, que aún funcionaban. Por todos lados habían pequeñas bombillas amarillas sólo que aún no estaban encendidas ya que todavía no estaba oscuro, para eso faltaba un poco. Había una sección en la parte trasera del lugar donde aguardaba la sorpresa pero esa era para más tarde.
Sophie no había mencionado nada, en el lugar sólo nos encontrábamos ella y yo a la vista, ya que habían algunas personas encargadas de iniciar los juegos. Dejando los nervios atrás me acerqué más a ella y le hablé titubeante:
—¿Qué te parece? —carraspeé.
—Está... Hermoso, Dereck. ¿Cómo lo hiciste? —Me encongí de hombros, no quería decirle todo lo que tuve que hacer para que este lugar se viera decente. Me había tardado una semana y media en total, y eso que lo hice con ayuda.
—No quise llevarte a un parque de diversiones lleno de gente, sé que te estresa y no es bueno por tu ansiedad, pero igual quería que te divirtieras un poco, se me ocurrió esto —volví a encogerme de hombros mientras lanzaba un suspiro discreto. Tenía las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón negro, no quería que Sophie se diera cuenta que me temblaban levemente. Estaba muy nervioso. Jamás había hecho esto por nadie.
La pelinegra se acercó un poco a mí, sus manos se elevaron hasta mi rostro en una pequeña caricia que hizo que mis ojos se cerraran al instante. Mi respiración se aceleró un poco junto con mi corazón. Sus manos pasaron por mis hombros, luego bajaron a mis brazos hasta los codos para seguir pasándolas por mi pecho. Que parara ahora, me iba a volver loco.
—Relájate.. —susurró en mi oído suavemente provocándome un estremecimiento—. Todo ésto me encanta y más el hecho de que hayas pensado en mí al hacerlo —Abrí mis ojos para ver de frente a los de ella, esas preciosas gemas que me tenían loco. Saqué las manos de los bolsillos de mi pantalón dirigiéndolas hacia el rostro de ella, la afirmé por las mejillas y la besé apenas en un leve roce, suave y delicado. Me encantaba besar a Sophie de todas las maneras posibles.
—Siempre pienso en ti —comenté cuando me alejé un poco de sus labios pero el alejamiento no duró mucho ya que ella los volvió a juntar pero ésta vez en un beso apasionado.
Los besos de Sophie.
Para mi.
Sólo para mi.
Era perfecto.
No sabía cuánto tiempo había pasado pero cuando nos alejamos me pude dar cuenta de una pareja que estaba un poco más allá cerca de la cabina del carrusel mirándonos un poco incómodos. Sonreí hacia Sophie tomándola de la mano haciendo que sus mejillas se tornaran de un suave escarlata, mi color favorito. Nos dirigimos hacia esa pareja de jóvenes, un hombre de unos veintitantos y la muchacha que no pasaba de los veinte. Tenían puestos unos uniformes que consistían en una camisa de color amarillo y pantalones azul oscuro.
Hice que Sophie se subiera al carrusel luego de unos momentos de súplica ya que no quería subirse sola.
La muchacha me pasó mi cámara que había pedido a ella, exclusivamente, que la mantuviera guardada.
Era mi cámara profesional que había sido regalo de papá antes de morir hace unos siete años. En esos momentos yo no tenia idea de que la fotografía era mi pasión pero, al parecer, mi papá lo supo antes que yo. Era por eso que fotografiar me hacía sentirme más cerca de él, tenía la ilusión de que, a cada lugar que fuera con mi cámara, él estaba ahí, mirándome, mientras yo hacía lo que me gustaba. Eso hacía que ciertas veces sonriera mientras oía el click del botón anunciando una nueva fotografía.
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Completely in Love
Romance"-¿Qué demonios quieres?-murmuró. -Ser tu amigo, nada más -quise tomarla del brazo pero al ver mis intenciones se apartó rápidamente- Demonios, Sophie, ¿ni siquiera puedo tocarte? -No quiero que me toques, ni me hables, ni siquiera que me mires. ¿En...