"Entrada triunfal"

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Hace unos minutos una enfermera me dejo aquí recostada en la camilla, ansío que aparezca el doctor y pueda irme rápido. Estar en el hospital me está haciendo sentir peor, sólo puedo concentrarme en los gritos y quejidos que vienen de los otros cuartos, menos mal que me pusieron en uno en el que sólo estoy yo y no tengo que estar cerca de nadie más que esté herido.


Estoy tratando de no pensar en todas las personas que han muerto sobre la camilla en la que me encuentro pero me es imposible no hacerlo, mi respiración es agitada y mi corazón late muy rápido, tomo las sábanas blancas en mis manos y las aprieto con fuerza, cierro los ojos y prefiero concentrarme en mi dolor en vez de en el lugar en el qué me encuentro.



-Odio los malditos hospitales. - repito para mi misma por décima vez.



-No son tan malos. -me sobresalto cuando la voz de un hombre suena a mi lado. Abro los ojos y veo que se trata del doctor o tal vez sea el ayudante, es difícil saberlo, trae la bata blanca puesta y un estetoscopio al cuello pero es muy joven, tal vez demasiado para ser doctor.


Está muy concentrado mirando unas hojas, cuando levanta la vista y me clava un par de ojos color miel.



-lo son cuando eres el paciente. -esboza una pequeña sonrisa y se agacha a revisar la herida del brazo.



-Como fue que te hiciste esto? -pregunta mientras comienza a sacar un montón de productos para limpiar la herida.


Respiro hondo y me concentro en mi historia y no en lo que está haciendo con mi brazo.



-bajaba de las escaleras y me tropecé, me estrelle en la puerta de cristal y este se hizo añicos, por suerte me cubrí la cabeza pero mi brazo no tuvo suerte. -mantengo los ojos apretados ante el dolor y me pongo aún más nerviosa cuando el olor a alcohol se hace más intenso, ese olor me trae muchos malos recuerdos.



-Que nombre prefieres? Alexandra o Alexis? -me saca de mis pensamientos y extrañamente su voz me reconforta un poco y me hace estar más tranquila.



-Sólo Alex.



-Bien Alex, la herida es profunda pero por suerte, el cristal no involucró ninguna vena ni arteria, hay que dar unos cuantos puntos pero estarás bien en algunos días.



-Es muy necesario dar los puntos? -pregunto nerviosa.


Toma mi barbilla y gira mi cara hacia él , me veo obligada a mirarlo y a perderme en sus ojos, tiene una perfecta línea de dientes muy blancos, esboza la misma sonrisa que al principio y vuelve a transmitirme mucha tranquilidad haciendo que me calme.



-todo va a estar bien, confía en mi. -al escuchar esas palabras sólo asiento y no vuelvo a quejarme.



Una hora después ha terminado de coserme como a una pelota de béisbol y me ha puesto una venda en el tobillo, también me ha dado unos analgésicos y des-inflamatorios que tengo que estar tomando por algunos días.



-listo. -dice cuando ha terminado de firmar mi alta. -lo ves aún sigues viva, no toda la gente viene a los hospitales a morir. -"No todas, pero si algunas" me traiciona mi voz interna y mi temor por estar en este lugar regresa.



-ya me puedo ir? -pregunto desesperada y el doctor Cameron me indica que espere a qué la enfermera venga por mi. Da media vuelta y se acerca a la salida.



-Doctor. -se detiene y voltea a verme. -Sabe como esta Oliver? -me mira confundido y sin saber de quien le hablo.



-Oliver?



-si, el chico que me acompaña.



-oh! Ese Oliver! -alza las cejas como si de pronto se acordará. -el chico que también traía algunos cortes en el brazo. -asiento y espero a que contesté mi pregunta.

"Promete... que no vas a prometerme nada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora