7.-El banquete

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Ya eran tres los días que habían pasado desde la entrada a este lugar.
No me había dado cuenta de que llevábamos todo ese tiempo sin comer.
Ahora que se hace notar es mucho más insoportable.

-Oye, María, ¿no tienes un poco de hambre?

La cara le cambió, ella tampoco se había dado cuenta.

-Pues ahora que lo dices si que estoy algo hambrienta, desde que entré aquí no he comido nada.

-¿Qué te parece si abortamos un rato la caminata para ir en busca de alimento?

-Tienes razón, es la mejor idea.

Decidimos adentrarnos en un bosque que había por ahí cerca.
Vigilamos bien que no hubiera nada extraño, después de aquella cama no queríamos pasar un mal trago otra vez.
El bosque tenía unos árboles enormes, con unas copas de color rosa, eran flores de cerezo.
El oleaje de las hojas de cerezo al son de la brisa que se levantaba en un clima de primavera era sencillamente espectacular.

Andamos unos minutos hasta que vimos a lo lejos una mesa enorme con mucha comida y lo que más nos impresionó, habían varias personas.

-Mira Pablo, son personas. A lo mejor estamos a salvo por fin.

-Puede que tengas razón. Vamos a mirar, corre.

Salimos corriendo y gritando para que se percataran de nosotros.
A medida que nos acercábamos tenía más y más hambre.

Llegamos.

-Hola buenas tardes, soy Pablo y ella es María. Estábamos perdidos y muertos de hambre y nos preguntábamos si éramos bienvenidos a esta comida familiar.

-Pues claro muchacho-dijo un hombre con una voz ronca- yo soy Paco.

-Encantado Paco-dijimos María y yo a la vez.

-Y para que os vayáis familiarizando, esta mujer tan guapa es mi esposa, Margarita, este es mi hijo mayor, Pedro y esta chiquitina se llama Rosa y es mi tesorito.

Comenzamos a comer como si no lo hubiésemos hecho en la vida. Había de todo: tortilla de patatas, paella, espaguettis, canelones, lasaña, carne con tomate, patatas fritas, etc.
Era el valhalla de los alimentos.

A decir verdad se me dejaba un mal sabor de boca sabiendo que esta familia estaba pasando un feliz día y nosotros hemos venido a molestar.

-Bueno Pablo, cuéntame algo, ¿a qué habéis venido a este bosque alejado de la mano de Dios?

-Pues es una larga historia...

Comencé a contarle por todo lo que habíamos pasado, no se lo creía, pero al final no tuvo más remedio.

-Debéis de estar muy cansados después de tantas experiencias-dijo Margarita, tenía una voz muy dulce.

-puav l vesab....qj so...

-María, -¿sabes que no se debe hablar con la boca llena?-dije con cierto tono de autoridad.

-Uf, perdón "papi"- dijo la graciosilla-quería decir que la verdad que si que lo estamos.

Seguimos hablando durante unas cuantas de horas más, el tiempo se nos pasaba volando mientras devorábamos esos trozos de comida restante.
El cielo empezó a oscurecer, se estaba haciendo de noche.

-Bueno familia, nos vamos a ir llendo, no queremos molestar también para dormir.

-Pero quedaros, si no molestais-insistió Margarita.

-Enserio señora, no se preocupe, estaremos bien.

-He dicho que os quedéis.

Se le puso una voz ronca, y con un eco metálico, parecía todo un demonio.
Miré hacia ella, tenía los ojos mojados en sangre, eran rojo intenso y por su boca espuma blanca, como si se tratase de un perro observando su comida.
Así estaba la familia al completo, podemos decir que era la encarnación de la familia monster.

Se acercaron lentamente, no me fiaba mucho, no se si era por su aliento a rata muerta o el aspecto dulce y encantador que tenían.
El caso es que intentó morderme.
Habíamos sido engañados, no son personas, son demonios que pueden adoptar una forma humana.
Querían cebarnos a comida para comernos luego.

-¡Corre María y no te pares!

Comenzamos a correr como locos a través de lo que antes eran cerezos rosas y una brisa tranquila que se transformó en árboles desnudos con una tormenta abrumadora.
No sabíamos a donde íbamos, pero encontramos una grieta en uno de los árboles.
Nos metimos y le tapé la boca a María, estaba muy agitada, su respiración resonaba en todo el tronco.
Aquellos demonios cruzaron delante nuestra, muy cerca... pero los acabamos despistando con ese movimiento.

-¿Estás bien María?

-¿Por qué nos ocurre esto Pablo?¿Qué hemos hecho mal?

-Será mejor que esperemos que amanezca.

Se acercó a mis brazos, y me miró con dulzura.

-Pablo hay algo que te quiero decir...

-Dime.

-¿Qué sientes por mi?

"No hay nada mejor que un buen chuletón"

Odisea De La VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora