Odisea De La Vida

9.-Punto y coma

Abrí los ojos, allí estaba, tirado en el suelo. No conseguía despertar de aquel sueño tan profundo.
Al mi lado estaba María, jamás la había visto llorar de esa manera, era terrible.
El corazón se me hacía añicos, pero ni siquiera sabía lo que me pasaba.

Caminaba por aquel paraje silencioso, donde ni siquiera podía escuchar la marcha del arroyo que había creado María con su llanto o el canto de los pájaros.

A medida que pasaba el tiempo el ambiente se hacía más y más agobiante. Parecía éste mi fin, pero no quería acabar ahí, no sin haber luchado.

Fue entonces cuando se me apareció una esfinge, como la de las leyendas esas que escuchas, te parecen chulas y no te crees. La esfinge era gigante, del tamaño de algún edificio como la torre eiffel y tenía un cuerpo de color marrón y forma de león y una cabeza humana y dorada.

Era de esas que te preguntaba una sería de acertijos.
Me parecía una buena idea para poder volver a la vida, el tiempo no frena y María se está desesperando por mi culpa.

-Esfinge, quiero regresar a la vida, no se que hago aquí.

-Estás aquí por una sencilla razón. La Muerte quiere jugar contigo un rato, se aburría y te tenía bien cerca.

-¿Eso quiere decir que aún así me falta poco tiempo de vida?

-Se puede decir que menos del que puedes pensar.

-¿Aún así hay algo que pueda hacer para regresar a la vida?

-Tendrás que ganarme en mi propio juego.

-¿Y cual es?

-Yo te diré tres acertijos, uno tras otros. Si aciertas los tres te devuelvo a la vida, si aciertas dos seguirás estando muerto y si aciertas solo uno o menos, también me llevaré a tu chica.

Que pusiera a María en juego no me hacía ninguna gracia, pero era mi única opción.

-Adelante, te reto.

-De acuerdo, comencemos. ¿Qué es lo que puedes compartir pero, si lo haces, desaparece?

Me puse a pensar. Me daba 30 segundos para contestar.
Estaba nervioso. El ambiente era frío, pero tenía calor.
No llovía y estaba mojado.
Me concentré, entré en mi cabeza y tras unos 20 segundos se me ocurrió algo.
Se puede compartir, por lo que debe ser algo material o verbal, si lo compartes desaparece... entonces solo puede ser una cosa.

-Es un secreto, la respuesta es un secreto.

-Has acertado el primer acertijo, pasemos al segundo. Si hay 100 moscas y mato 2 ¿cuántas quedan?

Un acertijo con trampa asegurada... pero ¿cuál?
Obviamente una persona racional diría que quedan 98 moscas, pero no dice que estén vivas.
Pero claro, depende de dónde estén, no dicen que estén encerradas, por lo que podemos suponer que pueden estar al aire libre.
Por lo tanto las moscas vivas salen volando y se van.

-Quedan 2 moscas, porque las demás se van volando.

-Me he impresionado, ahora te queda un último acertijo. ¿Cuál es la palabra de 4 letras, que tiene 3 letras, aunque tiene 6, raramente consta de 9, mientras que tiene 8, y nunca se escribe con 5?

Jamás había oído semejante acertijo.
Tenía miedo de fallar, no quería imaginarme una vida sin María.
Había pasado muy poco tiempo, pero tenía la sensación de conocerla de toda la vida.
Me empezaron a temblar las rodillas y me tropecé, cayendo al suelo.
Faltaban escasos segundos y aún no había salido ninguna palabra de mi boca.

-Se te acaba el tiempo.

Entre quejidos de dolor empecé a contestar.

-Esta es muy sencilla-dije con tono victorioso- la respuesta está en el mismo acertijo y es que los números son las letras de las palabras anteriores a ellos.

Comencé a notar un cosquilleo en el estómago.

-Enhorabuena, lo has logrado, te devuelvo la vida.

En un torbellino de colores regresé. Tenía los ojos cerrados y al abrirlos vi a María, sollozando.
Me acerqué a su mejilla para darle un beso y me caí rendido en sus brazos.

-Pensaba que te había perdido-dijo María aún con lágrimas en los ojos.

-No me vas a perder tan fácilmente.

Tras habernos recompuesto pudimos proseguir nuestro viaje hacia la tercera parada, que estaba siendo bastante intenso.

"No dudes en luchar por una segunda oportunidad"