Sentir la necesidad de correr sin mirar atrás, sin dirección, hasta que tus piernas no puedan más y acabes derrumbandote en el suelo de...de donde quiera que estés.
Perdida, aferrando entre tus mano la poca autoestima que te queda y sin querer soltarla, es prácticamente todo lo que te queda...todo lo que has podido conservar.
Aún teniendo los ojos cerrados sabes que esta oscureciendo, pero no te mueves. No puedes, tus piernas no responden y únicamente quedais tu y el silencio. Porque nada ni nadie hace ruido. Así que solo te queda esperar y escuchar las voces en tu interior...
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Hace días que no la vemos.
¿A quién?
A quien tu ya sabes...
Ah. ¿Y?
Que me apetecía verla.
No debes, y lo sabes.
Pero me gusta...Incluso diría que estoy enamorado. No puedo dejar de pensar en ella.
¡No pienses! Ese es mi trabajo. Además, ¿ya has olvidado lo que pasó la última vez?
Claro que no...
¿Y a eso quieres volver?
No, por supuesto que no. Lo pasé muy mal...
Pasamos, en plural. No fuiste el único que pagó las conseqüencias.
También lo sé. Pero me acuerdo de ella, de sus ojos, su cabello, su sonrisa y...
¿Y...?
...y se me salta un latido.
Pero ella nunca nos amará como la amamos nosotros. Y lo sabes.
Lo sé. Tienes razón.
Claro, siempre tengo razón.
Lo siento.
No lo sientas. Sentir es tu trabajo, ¿recuerdas? Aunque me preocupe por ti, me toca llevar la cordura y ser el más frío de los dos.
Pero...solo mirala...como no podemos enamorarnos.
¿Te crees que no lo sé? Obviamente, me duele igual que a ti. Pero también recuerdo lo que pasó, y como tuve que recoger cada uno de tus pedazos rotos que habían quedado esparcidos por el suelo, y como tuve que curarte cada herida que ella te hizo, y recuerdo lo mucho que sufrimos.
No lo vuelvas a sacar, por favor...
Mira, solo te advierto: esta será la última vez que te recoja cuando te caigas. Lo siento. Pero no eres el único aquí y empiezo a tener un límite. Y no soportaria volver a verte como la última vez. Así que o la olvidas o te quedas solo.
Es fácil decirlo.
¡Intentalo! ¡Estoy harto de ver como te rindes! De ver como una y otra vez juegan con tu trabajo...con nuestros sentimientos. Dime, corazón, que por lo menos lo intentaras.
No puedo hacer eso...
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Y sigues ahí, abrazándote a ti misma. Sin saber aún donde te encuentras, pero ¿qué más da? ¿Acaso importa? Estás sola...ya no queda nada ni nadie. Si tus piernas te lo permitiesen, volverías a correr sin rumbo, libre.
En vez de eso, te levantas y das media vuelta, volviendo de donde has venido.