#MARATON1 Por el otro lado de la puerta corrediza

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Paso una noche hace días atrás.
Estaba acostado boca abajo en mi habitación. Mi hijo de 3 años llegó corriendo hacia mi habitación y cerró la puerta corrediza. Pero él no sólo la cerró, él se mantuvo sosteniéndola y tratando de prevenir que se abriera.
Yo: Que pasa?
Hijo: ...........
Yo: Por qué la estás cerrando?
Hijo: Va a entrar.
Yo: Que cosa?
Hijo: El fantasma.
Yo: Que tipo de fantasma era ese?
Hijo: Un hombre.
Yo: Era el terrorífico?
Hijo: El era terrorífico.
Yo: ese fantasma, estaba enojado?
Hijo: No, pero era terrorífico (?
Mi hijo seguía sosteniendo la puerta.
Hijo: Me pregunto si... Él fantasmas seguirá ahí?
Yo: Papá quiere verlo.
Abrí la puerta un poco y tome un vistazo a la entrada. Y entonces cerré la puerta y dije con una cara sonriente.
Yo: No hay nadie ahí.
Hijo: Enserio?
Me: Si. Ahora, quieres ver la TV?
Después de lo dicho, estire mi mando hacia la TV, pero al instante, mi hijo abrió la puerta para tomar una ojeada afuera.
Hijo: Uwaaaaaa...
El cerro la puerta inmediatamente, llego hacia mi llorando y se aferró a mi.
Hijo: El fantasma! Esta enojado. El fantasma! Esta enojado.
Tome su cabeza gentilmente y trate de calmarlo.
Yo: Todo está bien bien. No te preocupes.
Hijo: El fantasma esta enojado. Es mi culpa?
Le aseguré con una sonrisa.
Yo: No, no es tu culpa.
Es cierto. No es la culpa de mi hijo.
En realidad, es mi culpa por qué pretendí no haberlo visto.

El primer platillo tiene que ser ligero para abrir paso al apetito...
Listos para el siguiente?

El libro de tu mama en tangaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora