#MARATON2 Extraño apetito

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La primera vez que leí esta historia grite por el final, disfrútenlo.

A los 3 años de edad Madde no entendía que estaba pasando, pero ella podía ver el terror en la cara de la mujer que la cargaba por la calle concurrida. La mujer, Margaret, era la madre más cercada que Maddie pudo haber tenido y era un horror ver y sentirla controlando el pánico.
La calle de la ciudad estaba llena hombro con hombro con todos corriendo en la misma dirección; el eco de los edificios con llantos y gritos. Esos que caían quedaban atrapados y morían. Margaret logró encontrar en un borde del flujo centrar de la anarquía un espacio pequeño al lado del conjunto de pasos. Ella sentó a Maddie.
"Maddie," ella trataba de decirle con tono calmado.
"Quédate justo aquí. Iré a checar algo fuera y estaré de vuelta." Ella echo un vistazo rápido sobre si hombro antes de mirar atrás. "Sé una buena chica y quédate aquí."
Maddie empezó con un silencio asustado cuando vio a Margaret tomar camino entre la la gente. En unos momento Maddie escucho los horribles gemidos y gritos intensificados. Entonces ella los miro. Ella lucían como gente, pero ella no podía percibir vida entre ellos. Sus carnes eran rasgadas, sangrienta, en descomposición. Ellos estaban agarrando a la gente que huía, lagrimeando hacia ellos, comiéndolos. Uno de ellos paro en frente de Maddie; se dirigió y miro hacia ella.
Parecía que le gruñía, entonces paro y continuó caminando por la calle.
Maddie esta horrorizada, pero ella no se movió. Ella era una buena chica y ella siempre escuchaba lo que le decían. Ella fue suertuda de que esas horribles criaturas, esas vivientes pesadillas de muerte, parecían no tener apetito por perros.

El libro de tu mama en tangaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora