¿sabes?

aferrarse

Después de perderme mil veces, después de haber creído en la erronea posibilidad de haberme encontrado, termine por rendirme, claro, como es habitual en mi.
Todo era como un jodido círculo del cual me era imposible salir, era difícil dejar personas, sueños, metas; en fin, todo lo que quería y a lo que estaba acostumbrada, con lo que me sentía segura, era tan difícil, no podía sentirme lo suficientemente fuerte para dejar todo eso a un lado.
Pero finalmente me cansé de intentar evocar recuerdos que nunca venían al caso, aunque por pura necedad, masoquismo, yo que sé, terminaba haciendolo, una y otra vez.
Decidí dejar que todo pasará, que las cosas tomarán su ritmo, que la melodía de los días se compusiera sola, que todo, absolutamente todo pasara en el momento que la vida, el universo, Dios; lo que sea, quisiera; que las cosas tomarán su rumbo. No lucharía más contra la corriente, por que sabía que de alguna u otra manera terminaría rindiendome.
La idea de aferrarme o refugiarme en algo o alguien me daba miedo, pero la música siempre ha sido la excepción. Así pues, tomé una nueva decisión, por fin acertada, me refugie en la música, me aferre a las hermosas letras de aquellos cantantes que con un gran talento describían a la perfección cualquier sentimiento; decidí que, desde ese momento la música sería mi tranquilizante, mi droga, o tal vez mi polo a tierra; y mis audífonos, mi escudo hacia el mundo real al que tanto me costaba acostumbrarme.
¿Sabes?
Finalmente, pensé que tal vez, allí pertenecía, tal vez allí, por fin me encontraría...