¿sabes?

El arte de romperse

¿Puedes restaurar y unir los pedazos de aquel vidrio que está roto?

¿Puedes hacer que luzca igual a cómo lucía antes de partirse en mil pedazos?

No, no puedes.

¿Puede acaso un vidrio romperse sólo?

No, no puede.

¿Por qué en aquel momento en el que nos hacen o nos hacemos daño; creemos que no tiene arreglo?

¿Por qué creemos que somos algo material?

¿Por qué nos equivocamos pensando que no se puede juntar la fuerza necesaria para reconstruir y levantar lo que se destruyó en nuestro interior?

¿Por qué nos hacemos a la idea de dejarnos caer y olvidar cómo levantarnos?

No somos ni vidrios ni cosas materiales, somos personas totalmente imperfectas
¿cometemos errores? Si.
¿hacemos y nos hacen daño? Si.
¿nos rendimos? Si.
¿hemos sentido tristeza? Claro que si, incluso más de la debida.

El arte de romperse, para mi consiste en afrontarlo, consiste en vivirlo y por supuesto el arte de romperse es saber cómo repararse.

Debemos hallar la fuerza, buscarla o en su defecto sacarla de donde no la tenemos, para levantarnos, con la esperanza de nunca más volver a caer, o con la práctica para volverlo a hacer si es necesario.

El arte de romperse, es incluso más hermoso que una pintura, o aquello a lo que le damos el nombre de arte, porque no hay nada más hermoso y valioso que una persona rota, una persona que a pesar de creer ser irreparable, en el fondo guarda la esperanza de unir todos sus pedazos, de sanar todas las heridas, pero nunca de borrar las cicatrices (por que ellas siempre nos recordarán quienes éramos y en quienes nos convertimos).

Aquellas hermosas cicatrices que nos recuerdan que lo hemos superado, que aquello que creímos imposible de sanar, hoy es un simple recuerdo más, un capítulo irrelevante de aquel libro lleno de páginas en blanco esperando ser usadas.

No importa cuantas veces debas levantarte, o si debes romperte en mil pedazos para conocer y entender este maravilloso arte; el de romperse...