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En la escuela un niño me había quitado mi peluche que Yoon Gi me regaló. Lloré durante días porque nunca más lo iba a recuperar. Me lo quitó jugando a los cirujanos y lo abrió con las tijeras. La profesora lo castigó, pero eso no me iba a devolver mi regalo de Yoon Gi...

Había sido muy especial, nunca tuve un amigo, menos un regalo así.

Mamá me dijo que lo sentía mucho y me recomendó que no llevara mis juguetes a la escuela...

Dos días después volví al hospital y le conté a Yoon Gi lo que pasó. Me sentí muy mal y no pude evitar llorar frente a él. No pude cuidar bien su regalo.

—No llores, no importa—me dijo mientras me abrazaba.

—Sí importa... Debí cuidar mejor de tu regalo.

—Golpearé a quien te lo rompió.

Se separó de mí e hizo un gesto con sus manos como si fuera un boxeador y estuviese golpeando un saco en el aire. Frunció su ceño y resopló con cada golpe que daba al aire. Eso me hizo reír porque se veía gracioso haciéndose el malo.

—¡Y el ganador, señoras y señores es...!

­—¡Yoon Gi! —dije entre risas y lágrimas.

Yoon Gi, que usaba unas pantuflas de color negro que le quedaban un poco grandes, las tiró y buscó sus zapatillas negras. Después de colocárselas me agarró de la mano y empezamos a correr por todos los pasillos del hospital, como si jugáramos a fugarnos del lugar.

—¿A dónde vamos? —le pregunté riendo.

—Vamos al parque.

En ese momento me frené y me quedé de pie mirándolo cómo corría, hasta que se dio cuenta de que no lo estaba siguiendo.

—¿No quieres ir, Kook?

—N-no es eso.... Es que no podemos ir solos.

Él afirmó con su cabeza. Yo tenía razón. Era peligroso que dos niños fueran solos al parque y más porque Yoon Gi era un niño enfermo, no quería que le pasara nada.

De repente su mano fue hasta su pecho y frunció el ceño. Hizo un gesto de dolor con su cara. Me acerqué rápidamente a él para ver qué le pasaba, pero me apartó con su mano, casi empujándome.

—Y-Yoon Gi...

—Agh...no debí...correr.

Se tiró de rodillas al suelo y empezó a llorar en silencio, sin dejar de apretarse la blusa del pijama con su puño. Me volví a acercar a él, sin importar que fuera a empujarme otra vez y lo miré preocupado.

—¿Qué te pasa?¿Te duele el pecho? —le pregunté asustado.

Él no dijo nada y después de unos pocos segundos se empezó a secar las lágrimas rápidamente. Me miró y se levantó lentamente, con algo de dificultad. Tuve que ayudarlo.

—Lo siento, no quise asustarte.

Ese día me lo pasé a su lado, en la habitación. Mamá se había enterado de lo que le pasó a Yoon Gi y me llevó a casa, después de despedirme de él. Todo el trayecto hacia a casa no pude dejar de pensar en él, en por qué tenía que estar enfermo, en saber si acaso podía curarse. Me ponía muy triste verlo de ese modo, no quería verlo sufrir así.

Mi amigo (YoonKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora