Capítulo 1

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"Es una lectura muy interesante y verdadera" decía aquel libro en uno de los tantos estantes de aquella enorme biblioteca. Ella sólo leyó esa línea, luego observó ese libro que parecia llamarla, vio la portada por quinta vez y volvió a leer lo que decía la contraportada, una y otra vez hasta que alguien le tocó el hombro.
Estaba tan inmersa en el libro que no oyó las pisadas y se asustó tanto que el libro se cayó de sus manos, se dio la vuelta y vio que era el bibliotecario, él recogió el libro y le dijo que ya iba a cerrar. Ella sólo asintió y salió lentamente de ahí, se sentó en una parada de autobús y se dedicó a ver los coches que pasaban. Sintió el viento sobre su rostro y un escalofrío recorrió su espina dorsal. Se sentía sola y miserable, sintió dolor y angustia.
Se levantó de su asiento y siguió caminando, sin rumbo, caminó hasta que la primer lágrima rodó por su mejilla, en ese momento se detuvo, limpió la lágrima pero eso poco importaba, al instante salieron más. Se recargó en la primer pared que vió y lloró.
Tuvo frío, sed y hambre, pero nada importaba mas que su dolor emocional, ese dolor que la estaba matando lentamente. Ese dolor que destruye desde los pensamientos. Eso era lo que la estaba destruyendo. Su terrible carga emocional.
   El viento secaba las lágrimas de sus mejillas y su cuerpo temblaba mas con cada brisa. Pensó que estaba muriendo. Y no sólo lo pensó, lo deseó...

   Sus deseos eran contradictorios, deseaba, con todas sus fuerzas, morir pero también deseaba que nada le hiciera mas daño, deseaba ser fuerte. Y es que nadie puede contra las ganas de vivir, por mas que uno desee morir siempre existe ese deseo de ser invencibles.

    Sus ganas de vivir eran grandes.
No supo cuanto tiempo pasó, sintió que había sido una eternidad.

Creyó que habia muerto y que estaba pagando su condena.

Sintió sueño, se levantó de esa pared y volvió a caminar, ahora si tenia un rumbo: Se dirigia a su casa.
Al llegar todo estaba oscuro, pero era de imaginarse, su familia debia estar durmiendo. Subió a su habitación, se tiró en su cama y siguió llorando. Lloro hasta quedarse dormida.

Y mi error fue confiar en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora