El Castigo.

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Llevaba dos días limpiando el pabellón del instituto y no había nada más agotador que hubiera hecho en toda mi vida.

Scott se pasaba el tiempo sentado en una de los bancos que había y casi no hacia nada.

-Scott.-Le grité enfadada.-La culpa fue de los dos sabes.

-Si.-Pero siguió sentado.-Lo que no entiendo es como solo me vieron a mi, si tu estabas a mi lado.-Dijo dudando.

-No lo se, el caso es que estoy aquí recogiendo.-Dije entonces el se levanto y me empezó a ayudar.

-No tendrás un amante profesor, que te cubra las espaldas.-Dijo riéndose, yo me reí negando. Él paro en seco.-¿No serás tu la chica que iba ayer con James?.-Dijo y mi cara fue un poema.

-No.-Dije sentenciando el final de este tema.

-Bueno no te pongas así.-Dijo riéndose.-Hoy creo que a sido la primera vez que he tenido una buena conversación con Cloe en años.

-¿Sobre que habéis hablado?.-Pregunte ilusionada.

-Sobre el tiempo.-Me quede parada y él empezó a reírse. Le dí un leve golpe en el pecho.-Sobre Ethan.-Lo miré apenada, eso tenia que doler.-Duele saber que ella está enamorada de él y que esos sentimientos no van a cambiar. Duele que piense que eres siempre el malo.-Lo mire y le acaricie el pelo con mi mano y lo abracé.

-A mi no me parece que seas el malo.

-Ya te lo dije, las apariencias engañan.-Dijo separándose y volviendo a limpiar.

-¿Me podrías hacer un favor?.-Dije de la nada, él alzó su mirada y me sonrió.-Mañana he quedado con las chicas a las seis.

-Quieres que te cubra.-Se puso de pie y fue a coger una fregona.-Claro yo te cubro, pero como te pillen créeme que va a ser peor, yo prometo que haré lo que este en mi mano.

-Gracias.-Dije abrazándolo y ya era la hora de irnos.

Salimos del pabellón y fuí a recoger algunas cosas de mi taquilla, después me cambie de ropa y salí a la puerta principal y ví a James recogiendo algunas cosas.

-¿Necesitas ayuda?.-Dije sonriendo.

-No.-Dijo seco.

-Bueno, me voy.-Dije un poco aturdida, me fuí creyendo que me diría adiós por lo menos pero las palabras no salieron de su boca.

Llegue a casa y mi madre no estaba y mi padre había dejado una nota diciendo que tenia que quedarse trabajando hasta tarde por unos papeles.

Subí a mi habitación y abrí mi portátil para escuchar música mientras bailaba alrededor de toda la habitación.

Tras bailar por media hora empecé a escuchar rugir mi estómago, pero mis padres no habían dejado nada de cenar preparado.

Mire en la nevera para ver que había, pero en esta solo había verduras y fruta, y yo siempre he sido partidaria de que lo verde para los conejos, así que cerré la nevera y llame a mi madre.

-Mamá, no hay nada para cenar.

-Hija, no me pudo creer que me llames para esta tontería.-Dijo sorprendida.

-No es una tontería, soy humana me alimento.-Dije haciendo un drama.

-Mira, Taylor ve a cenar a casa de Susan y Dave.-Me quede parada.-Ahora los aviso de que vas a ir.-Mi madre me colgó antes de que pudiera hablar.

-Mamá.-Le dije.-Mamá.-Pero no escuchaba respuesta.-Mamá.-Dije por última vez en tono melodramático.

-Pues nada, vamos a casa de los Collins.-Dije para mi misma.

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