La Feria.

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Helena y yo estuvimos dando vueltas por la feria durante una hora y aunque se que se moria por sacar el tema de James, no pregunto nada hasta que estuvimos a punto de irnos a casa, lo que en parte me tranquilizo.

-No sabia que lo conocías.-Dijo Helena.-Es un buen chico, ayudo a mi hermano cuando estaba en problemas y además es muy enrollado en el instituto.

-Lo se, pero puede ser un poco idiota y arrogante cuando quiere, de pequeña siempre me llamaba Tay trencitas y sabia que odiaba eso.

-¿De verdad le querías?.-Dijo Helena riendo.

-Tenia once años, por dios, pero es tan arrogante que aun se lo piensa.-Dije un poco a la defensiva.

-Por cierto, ese tal Lucas, ¿es tu novio?.-Pregunte a lo que ella rió.

-Más quisiera él, pero no, esta detrás de mi desde hace unos meses pero es un idiota que se acuesta con todas y yo no seré la imbécil que piense que va a cambiar.

-Lo entiendo, casi todos los chicos en mi antiguo pueblo eran iguales.

-¿Casi?.-Dijo sonriendo.

-Siempre hubo uno que no era así.-Dije sonriendo.-Se llamaba Luke.

-¿Y que paso con él?.-Pregunto expectante.

-Que era gay.-Dije.-Por lo tanto nunca seré su tipo.-Ella empezó a reírse.-Oye, no te rías de mis desgracias, sigo manteniendo una gran amistad con el.-Me agarró del brazo y nos fuimos a los demás puestos.

Fuimos a varios puestos de atracciones y de comida, también pasamos por un puesto de colgantes y yo me compré uno con una piedra de color azul verdoso, el hombre del puesto me dijo que era para la creatividad, y sentí una conexión instantánea con la piedra, llamarme loca, pero de verdad sentí la conexión.

Se hizo tarde y Helena y yo anduvimos un rato más por las calles vacías. Una vez llegue a mi casa entre corriendo y abrí la nevera para hacerme un vaso de leche, una vez me lo tome me asomé a la cuna de Allison, ya que oí ruido, la niña esta despierta entretenida con un juguete que tenia en sus manos, aunque mientras la miraba la vi bostezar varias veces.

La saque de la cuna y la recosté en mis brazos, ella sonreía y volvió a agarrar mi dedo y se quedó durmiendo en mis brazos otra vez. La deje en la cuna otra vez y me esperé un rato por si se despertaba, deje dada una luz de noche que tenia en la habitación y salí silenciosamente de la habitación. Cerré la puerta y con la luz apagada choque con un cuerpo rígido, abrí la boca para gritar pero me tapó la boca.

-¿Te asuste?.-Dijo riendo James.

-No, solo me ha dado un micro infarto al corazón, por que un imbécil inmaduro me ha pegado un susto.-Dije sonando irónica, me aleje de él y me fui a dormir a mi habitación, pero él era más rápido.

-Oye trencitas.-Se hizo un hueco por la puerta y entro cerrándola con cuidado.

-No me llames así, James.-Dije enfadada.

-Como sea, cuando te has ido he estado mirando tus dibujos.

-¿Has estado mirando mis cosas?.-Pregunte enfadada, él sonrió.

-Solo por encima, pero a lo que quiero llegar es que lo haces realmente bien, podrías dedicarte a eso.-Dijo acercándose al escritorio y cogiendo los dibujos.

-No se si estudiaré después del bachillerato.-Dije sin importancia.

-¿Por que?.-Pregunto él curioso tumbándose en mi cama.

-No se que quiero hacer, me gusta dibujar y escribir, pero eso no les parece muy correcto a mis padres.-Dije sentándome a su lado.

-Siempre han sido muy exigentes contigo.-Dijo serio, lo mire unos segundos con una gran sonrisa, se había perdido tantas cosas de mi vida.-¿Que te ríes?.-Dijo sonriendo.

-Te perdiste tantas cosas.-Dije sonriendo.

-Cuéntamelas.-James se incorporó y se sentó a lo indio.

-¿Y por donde empiezo?.-Dije para mi misma.

Empecé contándole que apartir de los quince años, ya que hay empezó mi etapa de rebeldía, le conté todas las bromas que hicimos en el instituto a nuestra antigua directora, y las carreras de motos en el aparcamiento y las ilegales en el puerto. Él estaba escuchando expectante, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

-Me estas diciendo, que todo esto lo hiciste estos tres últimos años.-Pregunto asombrado.

-Aunque, mamá diga que nos mudamos aquí para salir de la ciudad en realidad fue debido a que me metí en en tantos líos que ya no sabían que hacer conmigo.-Dije sonriendo, aunque en realidad hay algunas cosas de las que me arrepiento de haber hecho.

-La niña buena se convirtió en el diablo.-Dijo James.

-¿Y tu?.

-Pues en mi vida no habido tanta adrenalina, pero bueno, ya sabes trabajar, salir de fiesta, todas esas cosas, que haces a los veinticuatro.-Su vida para mi habría sido tan aburrida.-¿Tu viste algún novio?.-La pregunta me tomo por sorpresa, había tenido alguno, pero todos eran unos idiotas.

-Alguno.-Dije sin darle importancia.

-Eres muy pequeña para tener novios.-Dijo sonriendo desde la cama, es que nunca se cansaba de sonreír.

-Ya no tengo once años, James. Además, cuando tu tenias mi edad ya tenías novia.

-No es lo mismo, trencitas.-Decidí ignorar el comentario ya que no quería discutir, me tumbe en la cama y sentí su peso a mi lado, se tumbó y lo miré.

-¿Que haces?.-Pregunte extrañada.

-No ves, dormir.-Dijo abriendo un ojo.

-Si, eso lo veo, pero no tiene por qué ser aquí.-Rió y volvió ha cerrar los ojos.

-Ni que fuera la primera vez, trencitas.-Lo mire durante un rato, cada una de sus facciones, sus ojos almendrados de color marrón, su pelo castaño, su boca carnosa, todo me hizo pensar en todo nuestro tiempo juntos y despertó en mi de nuevo las mariposas. Recordé nuestros cumpleaños, nuestros viajes de vacaciones, cuando me enseño a nadar, lo único que quería era verme sonriendo, recuerdo cuando iba con mis padres a verlo jugar al fútbol, siempre estaba conmigo, revolviendo mi mente. Ahora, después de ocho años, parece que nada a cambiado, estos días parecían como si nunca se hubiera ido.

-James.-Dije en voz baja.

-¿Que?.-Dijo sin abrir los ojos.

-Si no me hubiera mudado aquí hace unos días, ¿tu te habrías olvidado de mi por completo?.-Pregunte nerviosa por la contestación. Él abrió los ojos, la pregunta le tomo por sorpresa.

-Yo nunca me olvide de ti, eras lo mejor que tenia y me lo quitaron.-Pero eso no respondía a mi pregunta.-Tenia pensado volver allí, se lo dije a mis padres hace unas semanas, pero me dijeron que lo mejor era que me quedara aquí. Ellos ya sabían que vosotros ibais a venir, ¿y tu de mi?.

-Sabes que eso es imposible.-El sonrió y volvió a cerrar los ojos.

Él ya se había quedado durmiendo, me recosté a su lado, como cuando era pequeña. Apagué la luz y me quede durmiendo a su lado.


Espero que os haya gustado mi tercer capítulo!! Os quieero mucho.
En multimedia una foto de James y Tay de pequeños!!<3

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