Reseña:
Su nombre Kathy Monroe , una chica poco común, puesto a que no es una humana.
Kathy es una chica Vampiro mestiza al igual que sus padres.
Cuando repentinamente a los dieciséis años esta chica cumple su cambio, y se convierte completamente...
Ya había amanecido y todavía tenía la sensación en mi cuello.
Empezaron a bajarse de los árboles y yo hice lo mismo. Después de lo que paso, Ethan por preocupación a dejarse llevar de nuevo tuvo que irse a dormir a otro lado, yo le había dicho que no, pero el había insistido.
-¿todos están bien?.- pregunto Brus, ¿Cuándo diablos empezó a preocuparse por los demás?.- lo mire con una cara dudosa arrugando mi frente. - ¿Qué?.
-Nada.- dije secamente.
-Bien.- dijo y empezó caminar como todos los demás.
Mi estómago hizo un gruñido horrible y sentí que me comería a mí misma si no comía algo.-Ahg tengo hambre.
-todos tienen hambre, incluyéndome.-La chica que se parecía a Olivia estaba a mi lado.- Me llamo Eugenia, pareces tener algo más que hambre Kathy.- Dijo viendo como agarraba mi estómago y apoyaba mi mano en un árbol, definitivamente soy la burla de toda la raza vampírica.
-No te creo.- dije con mi voz sarcástica, bueno algo así ya que no pude prácticamente pronunciarlo todo debido al dolor de mi estómago, ¿qué diablos me pasaba?
Vi el piso de color rojo sangre.
Mi grito hizo saltar a Eugenia y abrir sus ojos de forma descomunal.
-¡Ayuda!.- grito y en menos de tres segundos todos estaban encima de mi literalmente.
-¿Qué es lo que tiene?.- alguien pregunto, no me di cuenta quién diablos lo dijo porque estaba concentrada en disminuir mi sed de sangre, jamás me había pasado algo como esto, mis ganas de matar algo y sacar su sangre eran realmente aterradoras.
-Realmente no se que le pasa, Ethan ¡la drogaste! o algo.
-los vampiros no pueden drogarse.-Ethan estaba enojado, en su voz habia algo mas que enojo.
Sangre, era lo único que pasaba por mi mente.
Alguien sacudió mis hombros y en cuanto lo mire aparto sus manos de mí.
-tus ojos son ¿rojos?.- dijo Brus.
Respiraba entre dientes más rápido que nunca. Me pare bruscamente mientras todos retrocedían.
-Eugenia, puedes ponerte detrás de nosotros, que creo que es lo que tiene y para una mestiza no creo que sea bueno estar cerca.- Eugenia le hizo caso a Ethan y se puso rápidamente detrás de el, la seguí con la mirada todo el tiempo. El olor de su sangre era casi de un olor dulce que atraía mi mirada hacia ella a diferencia de los demás.
-¿Qué es lo que le pasa?, no hemos tenido un ataque de hambre y eso que somos puros.
Mi hambre iba aumentando conforme pasaban los segundos. Mis ganas de tirarme encima de alguien y pegar mis colmillos y desgarra gargantas era hermoso.
Algo sonó entre los árboles, voltee mi cabeza para seguir el ruido. Olía a sangre y a un ligero olor a lobo.
Un rugido hizo que los chicos se pusieran alertas.
-Los lobos nos han seguido.
Sonreí.
Siete lobos grises saltaron en una fallida emboscada, pues ya sabía que estaban aquí.
Me abalance sobre uno de los lobos sintiéndome lo más amenazadora posible
Alguien grito mi nombre, pero ya era tarde había comenzado una guerra con todos los lobos que se habían vuelto contra mí.
Mate al primer lobo rompiéndole el cuello.
Los lobos intentaban desgarrarme la ropa y la piel.
Todos estaban encima de mi mordiéndome y rasgando mi piel, pero apenas me importaba. Ethan intentó quitármelos de encima, pero yo era imparable.
El segundo que había matado y los demás ya habían matado a la mayoría, mis dientes se pegaron a la piel del animal y chuparon la sangre de un tirón, con eso podía sentir que el hambre desaparecía y lo remplazaba un leve cansancio.
De mi boca se salían chorros de sangre haciéndome más aterradora.
Eugenia empezó a correr mientras gritaba, el lobo que quedaba estaba detrás de ella. Lee empezó a correr detrás, pero fácilmente lo rebase y agarre al lobo de su piel y con un gruñido lo tire al suelo. El lobo arañaba mi piel mientras le intentaba romper el cuello. El lobo gris empezó a gemir y en un segundo comencé a flaquear y dude en matarlo, mi vista fugazmente dejo de ser roja y solté al animal, pero no había remedio, ya lo había matado.
Me sentí como una asesina de mierda, yo había matado y mis manos ahora estaban llenas de sangre que no podía remediarse.
-¿Estas bien?.- pregunte a Eugenia que no me respondió al ver mi cara que de seguro era bastante aterradora ahora mismo.
-Eres idiota, sabes que hubiese pasado estúpida si tu... .- Ethan quiso gritarme, pero se contuvo, en cambio me abrazo repentinamente haciendo calmar mas mis instintos, me apretó fuerte hacia el sin querer soltarme, pero la situación impedía que me siguiera abrazando, aunque yo no lo quisiera, estar en sus brazos era la mejor sensación de todas, sentirse protegida por alguien era algo extraño y bonito a la vez para mi. Ethan se separo de mi y se encamino hacia un chico, empezo a decirle algo a Elbert que no alcance a oir
Brus que estaba con nosotros camino hacia mi.-la única forma que tu, una mestiza pueda hacer tal cosa tiene que ver con... Ethan.- y agarro mi cara mientras me susurraba al oído, quise alejar al malnacido, porque sabia que Ethan estaba viendo.
-¿A qué te refieres?.
Ethan se puso en medio de Brus y yo repentinamente.
-Tienes que cuidar tus impulsos.-dijo con toda la suavidad del mundo mirándome, juro que si me pidiera que hiciera cualquiera cosa en este momento lo haría sin dudarlo.
-¿De cuáles impulsos hablas?.
-No era a ti a quien me refería.- vio a Brus de forma extraña casi apuñalandolo con la mirada
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Habíamos llegado a un pueblo cerca de uno de los pueblos. Allí nos mantuvimos hasta que encontramos un Aero puerto, me sentía incomoda en el Aero puerto con mi ropa desgarrada y llena de sangre.
-Toma.- Ethan me dio una tarjeta de crédito.-Compren ropa, no creo que nos dejen abordar si estas de esa forma.
-¿dónde demonios encontraste una tarjeta de crédito?.- Pregunto Eugenia.
-Larga historia, puedes ir con ella, sería más cómodo ir dos.- dijo entregándome la tarjeta de crédito mientras le decía a Eugenia la clave y todo lo demás.- Tengan cuidado.
-Es el Aero puerto más pequeño que he visto en años, no creo que me pueda perder aquí.
-por cierto ¿a donde vamos?.- pregunte viéndolos a todos.
-Vamos a Alemania, allí viven mis padres y existe otra academia.
