Una nueva luz en el camino 16

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Capítulo Especial: El amor no se agradece.

*Alexa*

Estoy sentada en la mesa mirando hacia el jardín de la casa de Lauren, ella se ha ido de viaje con Camila, suspiro y cierro los ojos con fuerza para reprimir las lágrimas que quieren salir, abro los ojos para ver el café que me serví hace una hora y que se ha enfriado con el paulatino paso del tiempo, me pierdo en sus ondas que se forman al golpear ligeramente con uno de mis dedos la taza, quiero olvidar el motivo de mi tristeza pero es imposible, no puedo, no quiero, es algo más fuerte que yo, vuelvo a suspirar, miro el reloj, el me avisa que en dos horas tengo que ir a recoger a la hija de Lauren...hija de Camila...mi hija...porque esa niña aunque no es mi sangre es mi hija, yo la crie, la adoro y sé que ella me quiere a mí.

Muchas veces he querido ir a la oficina de Camila y decirle que se la verdad y pedirle, no, exigirle que se aleje de Lauren pero sobre todo de Sandra, pero... ¿Cómo puedo negarle su derecho? ¿Cómo puedo exigirle al ser que le dio vida a uno de los seres que más adoro, que la deje en paz? No puedo, porque ella dio su vida para que Sandra naciera, ella prefirió a su hija y me regalo 8 años de felicidad con la mujer que me di cuenta que amaba desde que mi mejor amiga estaba viva.

8 años en los cuales no había hecho otra cosa más que intentar aliviar ese dolor con el que vivía Lauren, de procurarla, de hacerle ver que yo la podía hacer feliz, se que conmigo era feliz a medias, que jamás me amaría como amo a mi mejor amiga, pero sabía que después de Camila, no habría más mujer para ella que yo, Lauren era el sueño de mujer que cualquiera quisiera tener, sonreí irónica, o tal vez era lo que yo quería tener, muchas veces sentí envidia de mi propia amiga, viví tantas cosas con ella, la manera en que me hablaba de su novia, que después seria su esposa hicieron que comenzara a ver a Lauren de una manera para mi desconocida hasta entonces, muchas veces me vi soñando con ella, Camila era una mujer discreta pero conmigo no tenía tantos secretos, muchas veces me hablo de las noches de pasión que vivía con mi prometida, pero ella jamás pensó que todo eso iba haciendo mella en mi aun estando ella en vida.

Todo cambio en mi aquella noche en la cual me llamo diciéndome que Sandra había nacido, oírla llorar por teléfono diciéndome que había dado a luz Camila, sentí una opresión fuerte en el pecho, trate de no hacer caso, cuando llegue al hospital pregunte por Camila, a pesar de que aun no era medico, tenia ciertos privilegios en el hospital así que busque al doctor que me dijeron que la había atendido y me dijo lo que había pasado, de repente llego la enfermera diciendo que la esposa de la paciente Cabello había entrado a la fuerza al quirófano, sentí como si algo por dentro se partiera de dolor, ella ya estaba enterada de la situación, corrí y corrí, lo único que me importaba era estar con ella, cuando llegue el cuadro era de lo más desgarrador, la mujer que yo amaba llorando como una niña indefensa.

Yo no tenía ni idea que iba a pasar, pero ella estaba en trance del cual no salía así que tuve que hacer todos los movimientos yo, ella estaba ida, perdida en sus pensamientos, en sus recuerdos, me avisaron de que podíamos ver a Sandra, yo sabía cómo se llamaría la niña puesto que mi mejor amiga me lo había dicho, cuando le informe, ella me hablo con tanta indiferencia que me dio mucho coraje, sobre todo cuando se expresó así de su hija, la quería pero se me hacía infame que se portara de esa manera, comprendía su dolor pero no podía desquitarse con un ser inocente, fueron los momentos más duros para mí, no quise abofetearla pero mi coraje fue más fuerte, aunque todo cambio cuando la vio, ahí supe que amaría a esa niña más que su vida, porque era el recuerdo de su amor, del amor de su vida.

El tiempo fue pasando, yo durante el velorio le prometí mi amistad, aunque dentro de mi sabía que esa amistad ofrecida era realmente por estar cerca de ella, odiaba sentirme así, sentía que traicionaba a mi mejor amiga, pero también tenía derecho a ser feliz, además ella ya no estaba ¿Qué daño le podía hacer? Por el primer año trate de ignorar este pensamiento y trate de ver a Lauren como una amiga más, hacerme a la idea de que ella era como una hermana para mí, pero cada momento más que convivía con ella me daba cuenta que era algo imposible, así que deje que el sentimiento que tenía por ella fluyera libre, cada día admiraba más esa fortaleza y esa forma en la cual nunca demostraba todo lo que traía por dentro, esa forma de sonreír tan natural, pero sus ojos, sus ojos habían perdido el brillo que tenían cuando Camila estaba, ahora estaban como eclipsados, pero aun así seguían siendo los ojos verdes más hermosos que había visto en mi vida, los siguientes 3 años me la viví entre ella, Sandra y mi escuela, Lauren pasaba por mí y me la pasaba en su casa, éramos como una familia sin serlo realmente, mi hija ya iba al Kínder Garden, Lauren me dejaba estar muy cerca de ella y de su hija, muchos fines de semana los pasábamos solas compartiendo como dos amigas hasta que llego ese sábado que cambiaria todo.

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