cuatro.

187 18 10
                                    

Teatro de Berlin, días después de observar las estrellas.

Harry movía rápidamente sus dedos, se movían tan rápido como la bailarina que tenia frente a él, su sonrisa era amplia e iluminaba su rostro con sus blancos dientes, y es que cada vez que daba una presentación se sentía así de feliz, amaba tocar en el teatro, amaba ver a todas esas bailarinas frente a él agitando sus faldas en el aire. Siempre le había gustado el ballet, pero era difícil bailar cuando eres hombre. Habían bailarines hombres, pero a Harry le gustaban las bailarinas, con faldas y lindas medias rosas, pero tampoco se le vería bien, ya que no tiene el cuerpo de una chica.

Pero había algo que le emocionaba mucho mas, y era que estaba tocando el piano estrictamente prohibido. Amaba ese piano, era hermoso y cada tecla sonaba maravillosa. Le gustaría algún día ser un pianista profesional para no solo tocar en el piano de su ciudad, si no que tambien tocar en otros lugares, como, Italia, Francia, Londres, esas viejas y hermosas ciudades que tanto amaba.

Las bailarinas acabaron su baile, Harry bajo la velocidad de la musica y comenzó con otra melodia, mas suave y armoniosa, que esta vez era acompañada por una orquesta. Una mujer se paro en el escenario, era de tez blanca y con un cuerpo robusto. Llevaba un vestido largo y floreado, y era lo que Harry pensaba, la mujer cantaba opera, era hermoso. Podía vivir escuchando esa canción.

Pero en su mente no solo estaba, el canto de la mujer, el piano, y la orquesta, también estaba ese hermoso chico de ojos azules que tanto quería. Lo había invitado a la presentación pero según él había tenido un inconveniente, y lo mas extraño, es que se lo dejo por carta teniendo el teléfono de Harry.

Quizás Louis no tenia teléfono.

Quizás era pobre.

Pero a Harry no le importaba mucho eso.

Cundo acabo la presentación, no tuvo tiempo para quedarse a la comida, así que se despidió de todas las personas elegantes del lugar y metió las partituras en su bolso. Lo colgó en su hombro y salio del teatro, había una fuerte lluvia, por lo que tuvo que correr a casa tratando de no mojarse, no había llevado ropa para lluvia, así que tuvo que cubrirse con su bolso, no quería resfriarse.

Limpio sus pies antes de entrar a la casa y entro.

—Ya estoy en casa. —Avisó en voz alta.

Pero no había ruido alguno en casa, y era extraño, su madre ya debía haber llegado. Fue a la habitación de Anne y sintió perder el equilibrio en cuanto vio esa horrible escena.

Su padrastro estaba arrodillado, con su madre en brazos, la mujer tenia una navaja enterrada en el pecho. Las piernas del chico se doblaron, sintió su mundo derrumbarse y por un momento se sintió solo, todo estaba en silencio. Solo estaba él y el cuerpo de su madre en sus ojos.

—Que le hiciste... —Susurra apretando sus puños.— ¡Que le hiciste, imbécil! —Grita a todo pulmón.

Corre hacia su madre, la quita de los brazos de John y la sostiene en sus brazos.

—Mamá, despierta por favor... —Susurra con la voz rota.— No me dejes solo, eres la única persona que tengo.

Harry mordió su labio, su madre estaba muerta, tenia que aceptarlo, ya lo había dejado, ya estaba solo, en esos momentos solo quería ir y saltar a los brazos de Louis, llorar en su hombro, acariciar su suave cabello y sentir su consoladora mirada. Pero no podía, tenia que llamar a una ambulancia y meter a ese imbécil a la cárcel.

—¡Que haces ahí parado! ¡Vete! —Chilla Harry, llorando desesperadamente mientras buscaba el celular en su mojado bolso.

—Y eso haré, niño. ¿Sabes algo? Tu madre era sólo una pérdida de tiempo, me alegro que este muerta.

John toma una maleta, mete algo de ropa y sale de la casa sin decir nada.

Harry lanza un gruñido. Escucha la puerta abrirse de golpe y unos rápidos pasos hacia la habitación.

—Louis. —Susurra en cuanto lo ve, tan hermoso como siempre.

—Harry, ¿Que ha pasado? —Louis se acerca a él.

—John... ¡La ha matado! ¡Acaso no ves! —Llora.

Harry encuentra su celular y llama una ambulancia, tenia la voz cortada, sus manos temblaban y no dejaba de llorar cada vez que veía a su madre, pálida, indefensa y sin vida en sus brazos.

Ella era la mujer que mas quería en el mundo, la mujer que a pesar de todo seguía a su lado y lo amaba sobre todas las cosas. No quería estar sin ella, no podía estar sin ella, no sabia cuidarse solo. Aun era muy pequeño, solo tenia dieciséis y sus abuelos vivían muy lejos de Berlin, no los tenia cerca. No tenia a ningún familiar cerca de él. La única persona que "tenia" (por así decirlo) en esos momentos era Louis.

Ese día lloro bastante, no pudo conciliar el sueño. Pero Louis estuvo allí con él, lo acompaño toda la noche, le dijo que todo estaba bien, que no había porque llorar.

Porque él jamas lo dejaría.

Pianist. [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora