Era una noche fría y lúgubre en el Olimpo, los dioses discutían los planes para la tierra en una junta en el templo.
Todos en la larga mesa de Zeus, aquella mesa se extendía a metros dando un lugar asignado a cada dios.
En una interrupción, Hermes y Cupido ríen
-¿Qué es tan gracioso, Eros?
Dice Zeus con su grave voz.
-Pues la ironía de nuestra existencia.
Dice Cupido (Eros).
-¿A qué te refieres? Dijo Zeus
-Pues, que hacemos planes para cada ser en la tierra y nosotros no sentimos nada de lo que creamos; te daré un ejemplo:
Hermes es el mensajero oficial del Olimpo y nadie le ha enviado un mensaje a él, Morfeo es el dios del sueño y jamás lo he visto dormir, y yo, bueno yo, nunca me he enamorado.
¿Irónico no?
-Irónico, es verdad- Dice Zeus entre risas.
La razón de eso es porque no estamos hechos para sentir las necesidades de el hombre, somos dioses no humanos. Pero ya veo que tienes muchas ganas de sentirte como tal he...
Pues eso se puede arreglar, bajarás a la tierra y te vas a enamorar, te enamorarás justo como las personas que flechas y no volverás aquí arriba hasta que eso suceda pequeño querubín, bajarás en forma humana, sin alas y sin arco mágico, tendrás que arreglártelas sólo.
Ese será tu castigo por interrumpirme. -Habla Zeus con entereza.
-¿Qué? No me puedes hacer esto Zeus, sólo es un simple comentario.
-No estás en posición de comentar nada, te convertiré en lo que ahí llaman adolescente, tendrás diecisiete años tierra, porque es justo en esa etapa donde las hormonas del amor están es su éxtasis, agradece que te facilitaré eso. -Dice Zeus.
-Pero...
-Pero nada, ya está hecho, nos vemos luego Eros.- Interrumpe Zeus.
De pronto se abren nubes en el techo y un rayo cae directo a Cupido, y desaparece, mientras todos en la mesa observan atemorizados.
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La ironía del amor.
RomanceUna fascinante historia de dioses donde el mismísimo dios encargado de el deseo y encanto del amor, Cupido, se enamora.