Desterrado.

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No sé en dónde estoy. Escucho la marea y un par de aves, el tacto vuelve a mi cuerpo con lentitud.
Siento en mi espalda dos grandes heridas, como si hicieran falta mis alas y entre mis dedos siento arena caliente.
Logro abrir mis ojos y veo el sol y un cielo despejado, entonces me doy cuenta que estoy en la tierra.
Todo vuelve a mi memoria, el despojo de Zeus por mi insolencia, quizás no debí ser tan burlón, esto me gano por mi sarcasmo.
Es hora de levantarme.
Es difícil, este nuevo cuerpo es distinto, me siento más débil, allá fue mi divinidad.
Camino hasta el lugar más poblado para dialogar con algún humano.
No tengo alas, no puede ser ¡por Zeus! ¿En verdad hasta las alas me quitó?
Esas alas son parte vital de mí, la arena hierve en esta absurda playa y quema la planta de mis pies. Y jamás uso mis pies.
¿Qué es eso? Logro ver personas, sí, son seres humanos, perfecto es hora de encajar, hagamos esto rápido para volver enseguida al Olimpo.

La ironía del amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora