C30: Asesino miedoso.

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—Ellos llegaron por casualidad, Mick —se excusó Derek con sinceridad.

—No soporto ver sus caras —dijo dando otro mordisco a su comida.

—Tampoco verás más la mía.

—Debes asesinarlo y después irte —no era fácil convencerlo.

— ¡No lo mataré! —exclamó Derek.

Mick terminó de engullir su hamburguesa, hizo una bola con el envoltorio y lo encestó en el lugar de la basura. Tomó un sorbo de su bebida y con los brazos cruzados sobre su pecho, prosiguió hablando:

—Tienes dos opciones: o lo matas, o te mato —exigió serio.

— ¡No te atreves! —alzó la voz, Derek, sin importar el hecho de que estaban en un lugar público.

— ¿Me estás retando? —Mick descolgó su mochila del hombro y sacó de ésta unos guantes blancos de látex y unas esposas.

Derek retrocedió unos pasos al percatarse de lo que él planeaba hacerle.

Se colocó bien los guantes, y de forma rápida, acortó la distancia entre ambos y ató sus manos con las esposas. Para tener más ventaja, empujó a su víctima contra la pared del baño, así tenía menos posibilidades de huir. Seguidamente, llevó sus manos al cuello del chico con la intención de asfixiarlo. Apretó sus dedos contra la piel, pero dejo de apretujar al ver que la fuerza implicada no era suficiente para lograr sus objetivos. ¿Por qué no era posible que él reaccionara a la maniobra y cayera a sus pies?

Sin rendirse, sacó un cuchillo de su mochila. Derek aprovechó para tomar rumbo hacia la puerta, pero Mick no le dejó tiempo y aprisionó su cuello con el afilado instrumento. Al hacer un pequeño corte, retrocedió con sorpresa y miedo en su mirada oscura: chispas habían salido debido al contacto contra su piel.

Derek permanecía quieto e inmune contemplando a su compañero que había soltado el cuchillo, el cual se encontraba en el suelo del baño. Mick no podía ni pensar con claridad y tampoco podía hablar, se le enredaba la lengua. Quedó mudo, atónito ante esa escena. No era posible que algo como eso ocurriera. Intentaba asimilar la figura que tenía en frente, estaba consciente de que se enfrentaba a un chico nada común. Tragó grueso, retiró las esposas con cuidado y temor. Levantó el cuchillo con la mano temblorosa y metió todo en su lugar. Volvió a observar los ojos de Derek, los cuales, con su matiz verdoso, seguían cada uno de sus movimientos sigilosamente.

El corazón de Mick latía tanto que podía oír el ruido ensordecedor en su cabeza y su respiración agitaba denotaba su nerviosismo. Decidió echar a correr sin importar nada. Las personas que lo vieron salir del baño, se asombraban y alarmaban con su ajetreado aspecto. Tropezó con varias personas que cargaban bandejas de comida. Los clientes se quejaban sin cesar por los accidentes causados. Sin embargo, Mick no volteó ni pronunció una palabra.

Llegó a la puerta y chocó con el Señor Montblack que había salido del bullicio dentro de McDonald's para responder unas llamadas urgentes.

Mick se encontró con su rostro y sus ojos penetrantes. El señor Montblack sintió un escalofrío al tener la mirada de ese hombre sobre él, pero no se imaginaba que era el mismo culpable del asesinato de su padre y hermano.

Mick, más aterrorizado que nunca, empujó al señor Montblack de su camino y con pasos torpes, y a la vez veloces, desapareció, no solo de la vista de esas personas a las que había herido; sino también de Ocala, el lugar donde había crecido.

Ahora, Derek sólo debía debatirse entre irse o quedarse, una decisión dolorosa y complicada de tomar. Su elección cambiaría todo y el poder de su indecisión lo gobernaba.

N.A.: ¡Hola! Otro nuevo capítulo. Cada vez falta menos y no sé cómo sentirme por eso, una mezcla de emoción y nostalgia. Intentaré subir el otro capítulo el siguiente fin de semana.  En particular, este me ha encantado y espero que a ustedes también. Me divertí mucho imaginando cada escena como una película. ¡Hasta la próxima! 

Experimento 366Donde viven las historias. Descúbrelo ahora