Christina.
Universidad... qué bien se siente por fin decirlo.
Después de estudiar y cursar tantos años para al fin llegar al momento en el que puedes decidir que quieres ser profesionalmente y vivir de ello. Mis decisiones serán tomadas por mi. Por fin me libraré de mis padres y no estaré solo a kilómetros de ellos, sino al otro lado del mundo. Oh sí, en Inglaterra.
Conoceré a gente de todo el mundo porque es una de las prestigiadas Universidades del mundo y también una de las más antiguas y eso solo lo hace más emocionante.
Oxford.
Si, estaré en el castillo de Hogwarts. Es un sueño hecho realidad aunque ya no estará Dumbledore...
Hoy salía mi vuelo al Reino Unido, sabía que no iba a ser lo mismo que vivir en Estados Unidos con mis papás que en los apartamentos del campus para estudiantes. No tengo un idea de quienes son mis compañeras. Me podría tocar un asesino en serie o peor alguien sexualmente activa y que llegue a mi dormitorio sus parejas... Sería totalmente incómodo.
— ¡Christina!, corazón se te va hacer tarde, baja ya —gritó mi adorada madre con su voz chillona.
Bajé después de la quinta llamada las escaleras hacia la cocina, para desayunar con mi familia por última vez un largo tiempo. Mis amigos me despedirían en el aeropuerto, los extrañaría como nunca. Khatie, mi mejor amiga, no paraba de enviarme mensajes melancólicos desde hace una semana par acá sobre que va hacer sin mí, que pasará con las fiestas inolvidables que damos.
Olía delicioso. Parece que mamá se esmeró ésta vez. Y sí. — Mamá, ¿desde cuándo sabes cocinar así?
Ella rió, — Los viejos recetarios de la abuela. Pensé que era un buen momento para sacudirlos y darles un buen uso.
Alex por su parte parecía que nunca había comido en su vida, era repugnante. No despegaba ni los ojos de su comida. — ¿Estás respirando?, hermano, la comida no se irá. Tranquilizate un poco.
Él puso los ojos en blanco, — Christie, ¿Qué harás hayá sin mí? —preguntó. No pude evitar dejar salir una risita. Lo decía enserio.
— No lo sé. Estaré perdida, sin duda —dije con sarcasmo, alborotando su cabello (aunque fue difícil, ya que está en una etapa en la que ama las crestas).
Él frunció el ceño. No le gustaba que le tocaramos su peinado.
— ¡Quítate!, —alzó la voz, molesto—. Nomás usas esos 'sancos' y te crees con autoridad —protestó molesto, luego me enseño su lengua, que por alguna razón todavía tenía pedazos de comida poco mordisqueada.
Mi madre golpeó ligeramente la mesa. — Alejandro Weasley, qué son esos modales
— Crece enano, —lo abrecé en contra de su voluntad y le dí un millón de besos. Déjandole marcas de mi pinta labios morado.
No siempre nos llevábamos bien, ya que era la mayor y tenía que cuidar de ese pequeño demonio a diario, pero eso cambiaría en el momento que tomara ese avión. Aunque iba a extrañar a mi secuas, para tener nueve años era muy atractivo. No soy de las personas más sentimentales pero, me estaba llegando el sentimiento. Tomé una larga calada de aire y me calmé interiormente. Hoy tenía que ser fuerte. Mi padre, que no estaba muy seguro que Oxford es un lugar para mí siempre buscó la manera de hacerme cambiar de opinión, pero creo que fue una de las desiciones más importantes que he llegado a tomar en estos cortos veintiún años que llevo poblando la tierra.
Tantos años aquí, no iban a ser tan fácil de olvidar. Toda mi infancia, todo se quedaría aquí, en Atlanta. Una lágrima se atrevió a caer por mi mejilla y la limpié rápidamente antes que me vieran y todos nos pusiéramos sentimentales. Era la primera vez que me iba tan lejos, por tanto tiempo.
(...)
Ya en el aeropuerto mi corazón latía cada vez más fuerte, la emoción me comía viva. Mis amigos me brazaban. Khatie estaba tratando de meterse en mi maleta y yo traía a Alex en mis hombros. De repente la voz que habla a través de unas bocinas en el aeropuerto se escuchaba ahora, por todas partes: "Pasajeros con destino a Inglaterra de Virgin Atlantic, última llamada... blablablá."
¡Sí! Finalmente llegó este momento. Mi llamda al otro mundo y Jai no aparecía por ninguna parte. Sin él no me iría. Simplemente él fue el que me dio la idea de que Oxford podía ser posible.
— ¡Christ! Ya es hora —dijo mi madre atrás de mí, conteniendo sus lágrimas. Yo volteaba desesperadamente a todos lados, como si mágicamente pudiera aparecer en cualquier parte. Mis amigos también lo buscaban con la mirada.
— Última llamada vuelo número #134 de Virgin Atlantic...
— Pero Jai... —dije, preocupada.
— Emm, Christie. ¿Ese no es gai ? —Alex dijo sobre mis hombros apuntando algo detrás mío. Definitivamente, ahí estaba mi estúpido mejor amigo corriendo como idiota, con el cabello
Hay cómo lo quiero.
— ¡Christina! —gritó Jai, zangoloteándo mi brazo y empujándome porqué era muy tarde.
No tuve la oportunidad de despedirme así que solo les dediqué una sonrisa con alivo. Y corrí lo más rápido que pude, ya que Atlanta no era un lugar para mí. No para estudiar. No para crecer.
Un nuevo capítulo de mi vida empezaba aquí, justo ahora con muchas sorpresas. Veía venir cosas buenas, experiencias que jamás podré olvidar, fiestas y, si tengo suerte podré encontrar a una persona que haga mis piernas gelatinas, con la quien compartiré toda mi vida; o talvez me haga cambiar mis expectativas de la vida y me haga disfrutar de cada momento.
Siempre tuve un presentimiento de que no pertenecía a este lugar, a Atlanta. Pero ahora todo parece estar donde debería estar. Todas las piezas parecen estar completas.
Y estaba muy feliz por eso.
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HOLA GENTE HERMOSA
¿Les gusto?
eso espero, este primer capítulo de mi novela, es verdad no subo MUY seguido pero haré lo posible
DISFRUTEN MI NOVELA espero que las haga pasar un buen rato
MUCHAS GRACIAS POR LEER
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#brokenwarrior
