Llegamos a la casa del salseo

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N-(Nati)

Era un día soleado en Hawaii. Estábamos delante de nuestra nueva casa, que tampoco era un lujo, pero nos daba para vivir bien. Era de una sola planta, suficiente para los 3 que éramos.
Íbamos a vivir Gerard, de 20 años, pelo marrón, ojos marrones, un poco bajito en comparación con el resto, y con una camiseta de la trifuerza; Xabi, de 21 años, pelo marrón, ojos color miel, un poco alto y con un llavero de splatoon; y yo, Nati, de 19 años pelo negro, ojos negro casi por completo, y siendo yo la más alta de todos llevaba un llavero de SAO en el bolso que siempre llevaba conmigo.

-Creo que esto va a ser un cambio para todos, ¿no creéis?- les pregunté a todos con una gran sonrisa, más o menos la que pongo siempre.
-Sip, pero que conste que las jugarretas no las voy a dejar solo porque haya que preparar todo.- dijo Xabi, que como siempre, ya estaba preparado para hacer de las suyas nada más terminar de instalarse.
-Solo te pido que me dejes llevar la ropa a mi cuarto antes de hacer nada...-exclamó Gerard, preocupado de lo que pudiera suceder de ahí en adelante.

Abrí la puerta y empecé a ver todo más vacío de lo que me esperaba. El salón era la sala más vacía, tenía un sofá, la televisión y alguna que otra estantería. Al otro lado estaba el baño, que... Bueno, no hay mucho que decir de un baño común. Luego estaba la cocina, que se nos olvidó que la comida no aparecía sola y en la nevera no había rastro de que alguien hubiera estado allí desde hace mucho tiempo. Y por último de lo que casi me dio un infarto, los cuartos:
Al final del pasillo había 3 habitaciones: 1 a la izquierda y 2 a la derecha.

-¡Me pido el de la izquierda!- grite como si estuviera declarando la guerra al resto.

Cogi el pomo, empujé la puerta y me encontré con una cama, un armario, una ventana y un escritorio con su silla; y era mucho que hubiera un escritorio, ya que en el resto de habitaciones solo había una ventana, la cama y el armario.

-Creo que vamos a tener que comprar muebles...- dijo Gerard muy desconcertado.
-Y que lo digas, menos mal que me traje mi portátil.- añadí mientras dejaba mis cosas encima de la cama y el portátil encima del escritorio.
-Pues yo al menos tengo aire acondicionado.- dijo intentando abrir la ventana.
-Menudos morrudos...- refunfuñó a la vez que se tumbaba en la cama.- pero que como es esto!!

Después de un rato instalando las cosas, nos reunimos en el salón a planear el día para que fuera productivo para todos.

-Muy bien, creo que deberíamos organizarnos un poco, porque por lo que veo ni no no vamos a ir muy lejos...- les dije a la vez que empecé a señalar.- Xabi, tú hoy te vas a ir a comprar tus muebles, que eres el que peor anda. Y tu Gerard, si puedes limpia y ordena un poco la casa, que está hecha un desastre.
-¿Y tú qué vas a hacer?- me preguntó Xabi.
-Yo me voy al súper a comprar cosas para hacer la cena, si no no sé de qué vais a comer.

Cuando todo estuvo decidido cada uno se fue por su lado: Gerard se fue a terminar de colocar si avión R.C.;Xabi a ir a Ikea, que no estaba muy lejos de allí; y yo directa al súper más cercano.
No tuve que andar demasiado para encontrarme uno, después de unas cuantas casa y girar a la derecha ya había.
Hoy ya que era el primer día no me iba a esmerar mucho en la cena, fui derecha a la zona de los huevos, pasando por la de las galletas y llevándome un paquete. Cuando iba a coger el bacon, me choqué con alguien por no mirar bien por dónde iba. Era una chica muy mona, de pelo largo y ojos marrones.

-Lo siento, no miraba por donde andaba.- me disculpé muy avergonzada.
-No te preocupes, a todo el mundo le pasa.- me respondió sonriendo. Creo que era una de las sonrisas más sinceras que había visto hasta entonces.

Pero nada más levantarme me di cuenta de que no estaba donde debía y que me había perdido.

-Disculpa, ¿puedes decirme dónde está el bacon?- le pregunté a la chica.
-Claro,-me contestó muy amablemente.- justo es a donde iba, puedo acompañarte.
-Te lo agradecería.

Mientras nos dirigíamos hacia allí fuimos hablando.

-Bueno, ni tan siquiera me he presentado. Me llamo Cristina, acabo de mudarme hace una semana aquí y no conozco muy bien el lugar.- se presentó sin que yo le dijera nada. Parecía muy maja, y probablemente seriamos muy amigas.
-Yo soy Natividad, pero la gente me suele llamar Nati. Tengo 19 años y yo me acabo de mudar hoy con unos amigos.
-Lo del primer día de la mudanza se puede hacer muy duro, te puedo ayudar si necesitas algo.- Cristina me ofreció su ayuda, aún conociendo esto casi tanto como yo, que es nada.
-Estaría bien que vinieras a nuestra casa algún día, así podría presentarte a mis 2 compañeros de casa. Ambos son muy majos, pero uno de ellos es un poco tímido... Seguro que te caen bien.- le dije mientras terminábamos de coger las últimas cosas.

Cuando salimos del súper, me acompañó hasta mi casa.

-Yo vivo aquí, la verdad es que no es gran cosa pero nos llega para empezar.- le expliqué.
-¡Que guay! Somos vecinas, yo vivo justo en la casa de enfrente.

Miré y vi una casa de 2 plantas blanca y que parecía en mejor estado que la nuestra.

-¿Cuánto vivís ahí?- le pregunté.
-Pues solo vivimos 2, aunque mi compañera a veces puede ser un poco extrovertida de más es muy amable.- explicó un poco por encima.- Bueno, un placer conocerte.

-Igualmente, ya nos veremos.- empecé a despedirme de ella.
-¡Hasta mañana!- me dijo mostrando la misma sonrisa sincera que me enseñó nada más conocerla.

Cuando entré vi que Xabi tenía todos los muebles que había comprado en el salón.

-Podrías molestarte en apartarlo un poco de la tele...- le dijo Gerard.
-¡Y que más da! Tampoco se va a romper.
-Que haríais sin mi... ¡Esto está hecho un desastre!

Empecé a echarles la bronca y así es como empezó un día en el que nuestras vidas podían cambiar, unas vidas que se podían interpretar de muchas formas, pero que la única válida es la que le diéramos en el futuro.

Salseo En El ParaisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora