CAPÍTULO 34

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Tomé el autobús. Ver su cara y ser estrechada en sus brazos, era suficiente para vivir por unos días más. Mi cabeza ni siquiera podía pensar bien con él a mi alrededor.

Él no era exactamente un tipo romántico, pero podía hacer que mi corazón se estremeciera con una palabra. Ese pensamiento provocó que me riera sola como una tonta. Algunos se quedaban viéndome como la más rara, lo que hizo que las palabras de Sehun se reafirmaran.

-¿Qué? ¿Nunca han tenido alguien que les guste?- pregunté a los pocos que iban en el bus.

Algunos bajaron la cara para reírse, o para darse cuenta que mi actitud no era tan descabellada, me entendían perfectamente, pero nunca se portarían como yo.

Llegué a mi parada, debía caminar unas cuantas calles abajo para llegar a mi casa. Hacía frío.

Cuando iba llegando a la tienda (si, la dichosa tienda) fui arrastrada hacia el mismo callejón.

-Te lo advertí gata- dijo agarrándome el cabello. Hice una mueca de dolor. -¿No fui lo suficientemente clara cuando te dije que te alejaras de Sehun?- me hizo arrodillar.

-Él es mío- prosiguió y me pateó el estómago, haciendo que todo mi cuerpo tocara el helado suelo. Mi espalda pareció quebrarse cuando con un bate de béisbol, me golpeó con una fuerza brutal. Hasta escuché mis huesos romperse. -Solo mío-. Me retorcí. Siguió pateándome sin piedad. Ni siquiera me atreví a decir una palabra o defenderme. Solo estaba siendo masacrada por querer a alguien.

Cuando hubo terminado, se quitó el pasamontañas y la chaqueta, arrojó el bate a mi lado y salió corriendo despavorida, dejándome medio muerta. Mi boca sabía a pura sangre, mi garganta dolía y ni hablar de mi cuerpo.

Con la poca fuerza que me quedaba, saqué mi teléfono del short, tenía las manos raspadas, las piernas llenas de moretones y algunos rastros de sangre. Me dolía todo hasta la madre.

Llamé a Chanyeol. Do acababa de recuperarse y preocuparle ahora no era justo. No era tan egoísta. Mis padres morirían si se enteraban. Solo Chanyeol era mi escape.
Era tarde, así que probablemente lo había despertado.

-Chanyeol- tosí.

-¿Qué hay _____TN? ¿Estás desvelada?- dijo bromeando.

No contesté. No me salía la voz.

-¿_____TN? ¿Qué pasa? Háblame.

-Ra... Rastréame- dije con dificultad y luego escupí sangre sin fuerza.

-¿______TN?- llamó varias veces. No hubo respuesta.

Narra Chanyeol 

Estaba en el séptimo sueño cuando ____TN me despertó. Sonaba como si tuviera una gripe de esas que ni te dejaban hablar.

La escuché toser y carros pasar. Así que supe que no estaba en su casa. ¿Qué rayos hacía ella en la calle a semejantes horas? También la escuché escupir

Algo estaba mal. Muy mal.

No siquiera supe donde estaba, solo me dijo que la rastreara. Rayos.

Me levanté rápido y me puse lo primero que encontré. Llamé un taxi, aunque la verdad no sabía ni a dónde ir.

La rastreé como me lo pidió. La ubiqué en un lugar muy cerca a su casa, pero ¿por qué no se movía de ahí? Un mundo de malos presentimientos se adueñó de mi mente.

Le pedí al ahjussi que se dirigiera al lugar donde ella estaba. El gps indicaba que estaba justo en el lugar. Me bajé del taxi y ahí estaba ella. Tirada, rota en el sentido más literal, sangrando. Me tapé la boca. Con susto me acerqué a ella. Su boca desprendía un gran hilo de sangre y ni siquiera se movía. Joder. Mataré a quien quiera que le haya hecho esto.

La sacudí con la suavidad más extrema del caso. Ella no se movía en absoluto. Intenté levantarla, pero el ahjussi me detuvo, diciendo que podía ser peor hacerle un mal movimiento.

Asentí y llamé una ambulancia. La sirena sonó llamando mi atención y la de un montón de vecinos que asomaban sus cabezas por sus ventanas, con sus caras adormiladas y curiosas.
Los paramédicos bajaron rápidamente y de la misma manera vinieron a donde se encontraba, la pusieron con sumo cuidado sobre la camilla y la subieron a la ambulancia.

Le pagué al ahjussi, quien me palmeó el hombro varias veces. Le agradecí y me subí junto a ____TN.

Tomé su mano y la acaricié con mi dedo pulgar. Empezó a despertar.

-S...Sehun- llamó con dificultad.

-Soy Chanyeol- dije serio.

-Lo sé torpe- se quejó. -No... Le digas a nadie. A nadie.

-¿Cómo me pides eso? Tus padres morirán de frustración.

-Sólo son unos golpes, quédate conmigo- rogó.

Asentí.

No. No eran solo unos golpes, era más que eso. Estaba pálida, lo único que le daba color a su cara eran los moretones y gotas de sangre. La vi cerrar los ojos haciendo muecas de dolor.

***

Estaba siendo operada. En menos de un mes, mis amigos habían tenido que estar aquí, en la misma sala de cirugía. ¿Era yo el próximo?

Rezo. Rezo por ella y porque esta desgracia que parecía perseguirnos se fuera de una buena vez. Veo al doctor salir con un “todo está jodido" pintado en la cara. Con aerosol.

-¿Cómo está?

-Peor de lo que pensé. Su columna está destrozada.

-¿Y eso qué rayos significa?- perdí los estribos.

-Nada bueno... Probablemente quede... Paralítica.

Caí de rodillas. Esto era peor que morir. Lloré tan amargamente. No recuerdo haber llorado tanto en mi vida. ¿Cómo ella podía pedirme que ocultara algo como esto?

-¿Puedo verla?- pregunté aún de rodillas.

-No, aún no. Tal vez mañana.

El celular de _____TN empezó a sonar. Era su madre y cómo le iba a decir semejante cosa. Dios mío. No puedo.

the answer is you » oshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora