1* la llegada

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Estaba durmiendo en el auto, cuando una voz me despertó. Habíamos llegado de un largo viaje. Un viaje de un día. Llegamos a la tarde-noche. Era un viernes 30 de enero y el calor se hacía sentir con intensidad. En fin. La voz era de mi mamá diciéndome:

_¡¡Hija, levantate, dale que ya llegamos!!

Me levanté y salí del auto cansada. Abrí mis ojos despacio y caminé lentamente.
Estaba tan agotada que ni siquiera sabía por dónde iba.
Mi mamá bajo del auto y dijo:

- Chicas entremos al hotel a hacer el check-in.

- bueno ma, esta bien.- le respondí.

Y Sofia le contestó.

- bueno ma, pero después de hacer eso que dijiste, podemos ponernos la malla e ir a la pileta??

Sofia es mi hermana, y tiene 5 años. Es una nena con una creatividad increíble, ella podría tener pensamientos que hasta un adulto llegaría a tener y es muy inteligente.
A la edad de 4 años Sofía podía sumar y restar como lo haría un niño de 7 años.
También, es una de esas personas
que no le importa lo que los demás le digan, si alguien le dice lo que tiene que hacer, como ser o vestir, ella solo la ignora.
A Sofia también le gusta usar ropa común pero con unos toques delicados.
Una de las prendas que más usa es una remera de un perrito hecho de lentejuelas, unos jeans comunes y unas botas color rosado que en la suela son color crema y adentro tienen una piel artificial de corderito.

Una de las prendas que más usa es una remera de un perrito hecho de lentejuelas, unos jeans comunes y unas botas color rosado que en la suela son color crema y adentro tienen una piel artificial de corderito

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En fin. Entramos al hotel en la parte del lobby y vimos el mostrador, donde detrás de él, había 5 recepcionistas que estaban entregando las tarjetas de la habitaciones a los huéspedes.

Nos acercamos al mostrador, cuando un hombre abrió la puerta. Era mi papá que había podido encontrar un lugar para estacionar el auto.

Él se dirigió hacía el mostrador y cuando llegó hacia este, se quedó parado esperando a que algún recepcionista lo atendiera.

Nos quedamos todos en silencio esperando nuestro turno hasta que un recepcionista se acercó y dijo.

- Buen día, bienvenidos al hotel Bahía sureña. Por favor para alojarse en este hotel firme en este papel y después de firmarlo les daré sus tarjetas que tendrán el número de la habitación en la que estarán alojados.
Luego les indicaré en dónde se ubica su habitación.

Mi papá firmó los papeles, escuchamos las indicaciones del recepcionista que muy amablemente nos explicó todos los beneficios que ofrecía el hotel y agarró las tres tarjetas que nos dio (mi hermana no podía tener su propia tarjeta porque era menor de 11 años). Cuando estábamos listos para dirigirnos a la habitación, mi mamá me miró y comentó:

- Cami, te noto cansada.

Cami: Si, es que lo estoy.

Mamá: bueno entonces ya que sabés en donde está la habitación podes ir a descansar mientras nosotros vamos al auto a buscar las valijas.

Le asentí con la cabeza y ahí mismo, mi mamá me dio la tarjeta. No dudé en agarrarla casi al mismo tiempo que me di vuelta dándole la espalda para dirigirme a la habitación.

Caminando por los pasillos del hotel, no noté que uno de los cordones de mis zapatillas se había desatado por lo que continúe mi camino y por accidente pisé el cordón con el otro pié. Trastabillé, traté de sostenerme de alguna cosa que me permitiera no caer, cuando sucedió algo que no tenía previsto.

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