One Shot's. [BTS/ Homosexual.]

Sobre Príncipes [NamJin.]

En esta historia, Jin, será menor que Rap Monster, y más bajito. <3
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Hace mucho, mucho tiempo...en un reino lejano, vivía un rey y una reina, ambas eran hermosas personas, físicamente y psicológicamente, La reina tenía unos hermosos ojos color caramelo, y un rubio y largo cabello, mientras el hombre tenía unos ojos color verde y el cabello de un gris perfecto, ambos criaban a SeokJin, un niño de ocho años, quien sería el príncipe en un futuro, los años pasaron y pasaron, y el pequeño Jin, crecía y crecía, al llegar sus dieciséis, le organizaron una gran fiesta al chico, donde invitarían personas de todos los reinos, y ese día el hermoso chico, debería elegir a su esposa, para cuando grande seguir manteniendo el reino.
—¡Padre ya están llegando los invitados!— sonrió emocionado.

Su padre se acercó a Jin y le arregló el traje de color azul con detalles negros, para luego colocar bien la corona en sus cabellos castaños.
—Gracias.— murmuró el muchacho, bajando junto a su padre, sintiendo los aplausos de todos los invitados.

Los tres, el padre, la madre y Jin, caminaron a un mini-altar , el muchacho, se acercó a este, y luego se aclaró la garganta.

-—Muchas gracias, a todos los invitados, que están presentes el día de hoy, este es un día muy especial para mí, y es muy agradable que ustedes estén aquí, conmigo...apoyándome.—los aplausos se volvieron más eufóricos, mientras Jin, miraba a todos los invitados, el castaño, identificó a un chico, de cabello negro, muy negro, y su terno también era de negro, junto a una camisa de color blanco, y claro, la corbata negra, el chico lucia bien, y eso que no estaba excesivamente arreglado, este tipo, aplaudía de forma lenta, mientras miraba atentamente a Jin, y una sonrisa se identificó en su rostro cuando sus miradas se cruzaron.

El chico tenía unos bonitos hoyuelos, y una piel morena.

Los invitados se comenzaron a dispersar, por el gran salón, en busca de apetitosos bocadillos, mientras la música clásica sonaba por todo el palacio, Jin se paró en puntillas, tratando de identificar nuevamente al chico.
—Jin...¿cariño que sucede? —dijo su madre apoyando su mano en el hombro del chiquillo.
—Oh no...tranquila mamá, estaba viendo que hay mucha gente.—la madre asintió y se fue, a hablar con las otras reinas, de distintos pueblos—

Luego de unos largos veinte minutos, Jin salió al patio, donde había un extenso pasillo de muchas rosas.

—Si, claro James le ibas a decir a tu madre, oh no mamá, no te preocupes, solo estaba buscando a un chico misterioso que se coló en la fiesta, pero no es nada más.—habló en voz alta para si mismo

—Wow... ¿Cuánto bebiste para estar viendo chicos misteriosos? —rió una dulce voz en su espalda, el castaño se volteó y pudo observar al chico en su máxima expresión, sus ojos eran negros.

—No...yo, decía qu--

Jin fue interrumpido, ya que el chico se arrodilló, frente a este, y tomó su mano, mientras lo miraba a los ojos.

—Soy NamJoon...mi alteza.—sonrió y depositó un beso en la mano de este, para luego ponerse de pie.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo del castañomientras lo miraba fijamente, ¿por qué se había sentido tan bien que este le besara la mano? Sus labios eran muy suaves.
Suspiró, y una sonrisa apareció en el rostro del menor.

—Bueno...yo soy SeokJin.—rió levemente. —Gracias por venir a la fiesta.—

—Un placer conocerlo.—tomó la mano del chico, y luego posó su mano en la delgada cintura de este.
—Supongo que no quiere que lo vean bailando conmigo, así que, ¿me concede esta pieza de baile? Aquí afuera, para que las estrellas sean testigos de una danza perfecta.
Jin lo miró sorprendido, tenía su mano en el hombro de este, y su otra mano entrelazada con la de este, para luego solo asentir, comenzando un movimiento entre los dos cuerpos, mientras se miraban, la música del palacio estaba tan fuerte que se podía escuchar hasta afuera, donde estaban ambos príncipes.
NamJoon se movía con más facilidad, guiando el cuerpo del menor, una vez que terminaron de bailar, el peli negro, sonrió complacido por la pieza de baile, concedida por el más bajo.

—Muchas Gracias, Alteza—susurró el pelinegro, con una sonrisa, no podía evitar no recorrer suavemente el rubor de las mejillas del menor, y ver los bonitos labios gruesos del más bajito.

Había viajado de su reino, sólo para ver al muchacho cumplir su edad, dieciséis años, era una ternura.

—Eres muy bonito, Jin.—dijo despacio, entrelazando sus dedos con los del menor, para hacer que ambos cayeran al pasto, para ver las estrellas, con las manos entrelazadas.

Tal ves, Jin había descubierto que no quería una esposa.