Habían pasado dos días desde que Miele había llegado a Alfea. Las Winx y los especialistas se encargaron de cuidar de ella. Ellos intentaban animarla siempre que podían. Todo era en vano. No volvía a ser la misma que todos conocían.
Su sonrisa habitual había desaparecido. Ahora su boca dibujaba una fina línea recta que a veces se curvaba, pero siempre hacia abajo. Sus ojos estaban cansados y apagados, perdiendo el brillo de su color normal. En general, con solo mirar su cara, podrías notar esa profunda sensación de tristeza que trasmitía.
Nadie la había escuchado decir ni una palabra desde su llegada. Parecía pasar todo el rato sumida en sus pensamientos. Si no fuera porque la cuidaban, no habría comida ni bebido nada.
Vivía en la habitación de las Winx, justo en la cama donde debería descansar el cuerpo de su hermana, todas las noches. Esto hacía la situación fuera mucho más incómoda cada día.
Por no hablar de que sus padres se marcharon muy poco después de su llegada para intentar solucionar la situación. Aunque, las probabilidades de que hicieran algo realmente útil, eran casi nulas.
En estos momentos, las Winx, los especialistas, la directora Faragonda, Saladino, Griselda, Krystal y Miele se encontraban en el despacho de Faragonda a punta de iniciar su conversación.
La directora había dejado tiempo a las recién llegadas para descansar y recuperarse de lo sucedido, pero había personas que estaban ansiosas por conocer con todo detalle lo sucedido.
Y ese momento llegaba. Era hora de hablar.
—Siento mucho haberos reunido a todos hoy después de lo sucedido. Sobre todo, a ti Krystal, y por supuesto a Miele —dijo Faragonda iniciando la conversación—. Pero necesito saber un poco más de lo ocurrido —Se dirigió hacia Krystal, quien estaba muy pegada al brazo de Helia—. ¿Quieres empezar?
Krystal asintió inocentemente y se despegó un poco del brazo de Helia, pensando muy bien sus próximas palabras.
—Bueno, digamos que todo el lío empezó antes de mi discurso. Estaba caminando por toda la fiesta y me encontré a Flora. —Al escuchar este nombre, a la mayoría de los presentes les llegó a sus mentes duros pensamientos. Esto hizo que prestaran más atención— Estaba bien. Hablé con ella un rato y le dije que nos veríamos en mi discurso. No mucho después, empezaron a haber explosiones por todas partes y emergieron de la nada, numerosos monstruos. Tuve que irme a una nave real y no pude hacer nada.
Respiró profundamente y siguió con su relato:
—Por la noche, surgió una idea. Parecía que el hechizo protector que tenían no estaba completado y pensábamos abrir una brecha y escapar. Al día siguiente, ordené que nos pusiéramos a buscar a Flora. La encontramos y le pedí que viniera con nosotros. Se negó y me pidió que llevara a Miele. Acepté de inmediato. Conseguimos salir y aquí estamos.
—Gracias Krystal —le agradeció Faragonda—. ¿No hay nada más que nos quieras contar?
Ésta dudó por un momento y respondió.
—Sí, bueno, supongo que habréis tenido sospechas de que quieren hacer a todos los habitantes de Linphea. Estáis equivocados si solo pensáis que quieren matarlos. Si te capturan te convierten es su juguete y podrán hacerte lo que quieran. Y Flora se quedó sola.
—¿Qué estás insinuando? —preguntó Layla, un poco furiosa.
—Nada, solo aviso que se han montado muy bien todo el plan. Probablemente consigan su propósito.
—¿Y a ti eso no te importa? —le preguntó Tecna extrañada.
—Claro que sí —insistió a princesa de Linphea—. Pero quiero pensar de un modo más realista. No creo que... ya sabéis.
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Supervivientes de la Guerra
FanficLinphea está en graves problemas. El planeta Lynx amenaza con atacar el planeta. Ignorando todo esto, Flora va a la fiesta nacional de Linphea y se ve envuelta en una guerra casi imposible de parar. Flora tendrá que encontrar la manera de pararla co...