Mi cuerpo se congeló, mientras que el ritmo de mi corazón se aceleró sin control. Se comenzaron a escuchar rugidos por todas partes y no sonaban nada amistosos; estábamos rodeados. No nos quedaba otra, teníamos que luchar. Sin embargo aún desconocíamos la identidad de nuestro enemigo. Con la sangre de mi cuerpo corriendo por mis venas con mucha más rapidez, volví a reaccionar avanzando lentamente hacia donde estaban los demás. Antes de que llegase a un punto en donde me sintiera más segura, fui a coger la arma que tenía en...
"¡¿Dónde está?!" pensé con desesperación. Mis manos continuaron buscando un arma, bueno cualquier cosa que pudiera servir como arma, hasta que unos frágiles recuerdos llegaron a mi memoria. No había cogido nada, ni se me había pasado por la cabeza. Genial.
Apreté mis puños con fuerza y cerré los ojos para tranquilizarme. Respiré profundo y, decidida, los volví abrir percatándome de que unas cuantas sombras con ojos rojos se acercaban. Todas estaban más o menos a la misma distancia, pero una se había adelantado del grupo revelando su identidad: un lobo.
Tragué saliva, eran los mismos lobos que me atacaron después de despedirme de Miele, solo que está vez se podía apreciar mejor su forma y la luz de la luna hacia que sus ojos brillasen más de lo normal. Ahora que recuerdo, El Consejo consideraba este tipo de lobos muy peligrosos y su eliminación estaba permitida; algo en lo que nunca estaré de acuerdo. Siempre que miraba a esos grandes lobos, veía una pequeña expresión de sufrimiento en sus ojos.
Era incapaz de distraerme más con mis innecesarios pensamientos, el lobo adelantado iba a atacar a Karel; quien tenía la mirada fija en este un tanto asombrado. Sí, eran más grandes de lo normal e incluso más fieros pero ahora no era momento para quedarse pasmado. Así que, le fui a ayudar.
Corrí hacia él sin visión alguna de lo que ocurría y cuando lo tuve a unos palmos de mí, cerré los ojos y lo empujé contra el suelo. No tuvo tiempo de hacer nada, porque estaba tan asombrado que se había quedado petrificado hasta que le tiré. Lo que no llegue a predecir fue que acabaríamos tirados en una posición un poco vergonzosa, similar a la que viví con otro chico del que no quiero hablar, debajo de mí. Karel, al darse cuenta de lo ocurrido, se le sonrojaron levemente las mejillas pero después, su reacción fue muy anormal. Me tiró al suelo con fuerza, como si fuera un simple saco lleno, y de colmo, ahora él se puso encima de mí.
¿Qué le pasaba? ¿Se quería vengar de lo que le hice? ¡Era para salvarlo!
—Aghh...—conseguí decir en voz baja, aún con los ojos cerrados por el golpe—. ¿Qué haces?
Él me miró frunciendo un poco el ceño.
—Tonta —susurró mirando a otro lado—, no me gusta deberle algo a nadie y menos a una estúpida como tú.
—¿Qué estas...?
Abrí los ojos, tenía razón, me había salvado de las garras de otro lobo que se habían clavado en su espalda fluyendo así, un pequeño río de sangre por su oscura camisa. Poco después este se levantó, sin molestarse mucho por la herida.
Apoyé mis codos en la fría tierra que me rodeaba bajando la cabeza. Me sentía un poco culpable. Yo solo le empujé a un lado, en cambio él arriesgo su vida salvándome.
—No te preocupes —dijo la voz de Nate—. Eso no es nada, estará bien.
Me quedé helada, justo tenía que intervenir él. Mis mejillas se encendieron un poco, ya que unos vergonzosos recuerdos pasaron por mi mente. Bajé un poco más la cabeza, con tal de no mirarle, sin que me importara lo que pasara a mí alrededor. Oí como otro lobo se abalanzaba hacia nosotros y de un golpe, Nathan, consiguió apartarle.
—¡Vamos idiota, no te quedes ahí!—me gritó ofreciéndome su mano. Y la acepté, sonriendo un poco en mi interior. A pesar de todo lo que decían, me protegían.
Con esto, todos volvimos a nuestra posición defensiva.
—¿Algún plan mejor que huir mientras descuartizan mis extremidades?—pregunté mientras vigilaba si algún lobo se nos volvía a acercar.
—¿Plan? —dijo extrañado mirando por un segundo. —Nunca tenemos uno. Solo pelea.
Sin más que añadir, blandió su espada con decidido y sin dejar de mirar al enemigo. Emily y Karen siguieron sus pasos, nerviosos. En cambio yo, carecía de un arma y no pude evitar, al ver de nuevo esos ojos de sufrimiento de otro lobo y la afilada espada de metal, hacer algo.
—¡Esperad!—grité con todos mis fuerzas, haciendo que algunos lobos se pusieras mucho más furiosos. Por suerte, conseguí llamar también la atención de mis compañeros —No hace falta que les hagáis mucho daño, bastará con apartarlos.
Todos me miraron por apenas unos instantes asombrados. Únicamente Emily pudo continuar la conversación.
—¿Por qué, no es más fácil matarlos y ya está?—me preguntó con una voz más sombría y apagada.
—Esa sería la opción más sencilla, ¿no?—añadió Karel, apoyándola con un tono de voz similar.
—Y la más cobarde. De alguna manera u otra sé que están sufriendo, lo veo en sus ojos e incluso a veces he llegado a sentirlo. Solo necesitamos apartarlos para conseguir nuestro objetivo. Así será más rápido.
Dudé por un momento. Aunque mi discursito había salido bien, me esperaba la peor de las reacciones. Lo normal hubiese sido que se enfadaran conmigo y que Nate o Karel añadieran algún insulto, pero hicieron todo lo contrario. Apoyaban mis ideas.
—¡Emily, Karel! Colocad las fundas a vuestras espadas —ordenó Nate. —¡Flora! Toma este palo, no es una espada pero creo que podrás aguantar. —Volvió a mirar al frente y exclamó.—¡Vamos!
Agarré fuerte el palo que me acababa de dar y obedecí sus órdenes.
Un primer lobo se dirigía hacia mí, lanzando sus enormes garras con gran rapidez. Me cogió desprevenida y noté como salió un hilo de sangre salía de mi barriga. Justo cuando este se disponía a tacar de nuevo, conseguí empujarlo al frente, derribando a alguno más.
Veía como algunos lobos saltaban hacia nosotros, menos mal que ellos conseguían esquivarlos o apartarlos. Claro que para mí, era mucho más complicado. Muchas veces me tropezaba y casi me caí al suelo varias veces. Además mi fuerza física no estaba en su mejor momento y empezaba a debilitarme.
En uno de mis muchos intentos de esquivar mejor a los lobos, una de mis piernas flaqueó y caí de inmediato al suelo. Mi cabeza aterrizó en una roca afilada provocando una herida grave. Y por si no fuera poco, a los cinco segundos, un lobo estaba encima mía tratando de devorarme. Notaba como sus garras se clavaban en mi cuerpo, debilitándome aún más. Sus afilados dientes rozaron mi piel en un intento de morderme, así que volvía a coger el palo y paré el siguiente mordisco. Y, con ayuda de una patada, lo empujé lejos.
Dolorida y mareada me volví a poner de pie. Esto no estaba funcionando. Los lobos que habíamos apartado se volvieron a levantar ignorando el dolor y otros comenzaban a levantarse de nuevo. Karel, Nathan y Emily estaban muy cansados, no iban a poder continuar con esa estrategia. Tenía que haber otra forma de enfrentarlos.
¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes?
Aún tenía poderes, podía hacer algo con ellos. Era algo arriesgado por lo débil que estaba y era casi imposible lanzar alguno de mis hechizos sin transformarme.
No. Tengo que pensar en positiva, esta podría ser la última oportunidad para escapar.
Haciendo un gran esfuerzo, concentré todo mi poder en convocar las suficientes hiedras para parar a los lobos. Poco a poco se fueron formando con más lentitud hasta que por fin, empezaron a atrapar a los lobos, quienes fueron imposibles de hacer nada.
Con mi visión borrosa, pude ver como Nate me sonreía mientras venía hacia mí y decía:
—Salgamos de aquí.
Lo que los supervivientes al ataque no sabían, es que desde Alphea las Winx y los Especialistas habían sido espectadores de todo lo ocurrido.
![](https://img.wattpad.com/cover/75872187-288-k490030.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Supervivientes de la Guerra
FanfictionLinphea está en graves problemas. El planeta Lynx amenaza con atacar el planeta. Ignorando todo esto, Flora va a la fiesta nacional de Linphea y se ve envuelta en una guerra casi imposible de parar. Flora tendrá que encontrar la manera de pararla co...