IX (Parte 2)

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...

El infierno era casi como en los cuentos mitológicos, una oscuridad tormentosa que llegaba a ser infinita, gritos desgarradores escuchados a lo lejos, almas en pena, un manojo de sombras negras merodeaban entre tanta soledad, demonios que atormentaban almas que no pudieron cruzar al paraíso. Un horror en donde se viera.

Y ese era el supuesto hogar de los demonios.

El ya típico cúmulo negro de humo que usaba Osomatsu para aparecer y desaparecer de todos lados se hacía presente entre tanta soledad y oscuridad. Rápidamente un aire frío se esparció por todo el lugar haciendo que el humo desapareciera en un santiamén. Osomatsu tenía a Totoko de la cintura, pero antes de que la mujer pudiera notarlo, este la había soltado.

Totoko, sin importarle mucho, se tocó su cabello y se arregló un poco, para luego comenzar a perder la poca compostura que tenía.

-¡Tú, maldito, imbécil, degenerado y pervertido demonio!- Comenzó a gritar la demonio dejando ver las alas de las cuales estaba muy orgullosa.- ¿Estás demente? -Alzó su vista y rio casi como una desquiciada.-... Espera, si lo estás. -mencionó para así volver a poner su cara de enojo.-¿Cómo se te puede ocurrir aparecer frente al padre a estas alturas?- La mujer sin duda alguna se acercó al demonio y sin escrúpulo alguno golpeó su rostro, dejando más sangre de la que ya había luego del golpe del padre.- Maldito imbécil. -Continúo insultándolo luego de empujarlo con mucha tensión en el cuerpo.

Osomatsu, en cambio se dejó golpear sin importarle mucho el dolor que estaba causando la contraria en su cuerpo. Totoko era una de las peores compañeras que había tenido, si algo no le funcionaba se descargaba con su pareja, en este caso era Osomatsu.

-Ve calmándote, no volveré a parecer hasta que el día llegue.- Al decir aquello, re lamió sus labios envueltos en sangre debido a los golpes que le habían en el día.

-Más te vale.- Su expresión se tornó preocupada.- Lucifer nos mandó a hacer esto, no voy a defraudarlo.

-Se nota que te gusta ese sujeto.- Comentó Osomatsu liberando un suspiro pesado.

-Si pudiera amar, pues lo amaría. Pero a estas alturas no sé qué siento.-Sonrió de manera tierna.- Ven, ¿Te golpee muy fuerte? Juro no volver a hacerlo.- Se acercó a él y le limpió lo que restaba de sangre con su lengua.
Antes de que la mujer pudiera separarse, el demonio atrapó a la mujer entre sus brazos y la besó a la fuerza, pero como era de esperar, esta siguió el juego.
Había que matar el tiempo en algo, que mejor que besos, abrazos y algo más...

(...)

Por lo regular a los demonios les dan "misiones" para que se mantengan ocupados, tal y como a los ángeles, los demonios tienen que estar con un humano y en sus últimos años de vida tienen que llevar por el mal camino al humano. Que robe, que mate, que viole, etc. Pero esta vez, la misión delos demonios era hacer que un humano en especial se traslade al infierno para beneficio de lucifer, quien era el mandamás del lugar, y al que todos sin excepción alguna temían.

Osomatsu cuando era ángel era el guardián de Kara, por lo que ahora tenía que guiar a aquella alma que le pertenecía hacia las profundidades del infierno, pero como era un trabajo difícil tenía que estar acompañado por una de los demonios más malos que pudiera existir, Totoko.
El demonio era una mujer bastante bipolar, Osomatsu ya estaba acostumbrado a ella, había pasado varios años a su lado por lo que no le afectaba que comenzara a actuar de manera tierna y en un momento estuviera lanzando maldiciones a la primera alma que viera.
Era el mejor dúo que había en el inframundo, Si a Totoko la catalogaban como la sensualidad o la lujuria, a Osomatsu lo catalogaban o como la avaricia. Podían hacer caer hasta el mismo papa con sus 'encantos'.
Pero como todo demonio, conservaban rasgos humanos que daban que dudar de la genialidad que tenían, Totoko era un demonio experimentado, iba a cumplir más de tres mil años como una. En cambio, Osomatsu no llevaba mucho con suerte quince año, pero fueron los mejores que alguien pudo tener. Ningún demonio pudo conseguir tantas almas en el infierno como lo ha hecho Osomatsu solo, ni imaginarse cuantas han conseguido con Totoko de compañera.

Fallen Angels (Ichijyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora