El compromiso de Perryne y los turnos

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La crianza de Perryne, la tercera de las hijas de Bascom y Sorrel Ingrey, podría denominar la definición misma de promiso. Sus padres - ambos cooperaron de forma igualitaria- se aseguraron de que hiciese los deberes para que no tuviera problemas en la escuela. También la animaron a que tocase un instrumento, y procuraban que practicase la cantidad de tiempo ideal, según su profesor de flauta; sin embargo, cuando al cabo de un año Perryne dijo que odiaba esas clases y que ya no quería volver a tocar esa estúpida flauta, sus padres le permitieron que lo dejase.

Cuando llegaba de la escuela, le dejaban hacer lo que quisiera hasta la hora de cenar, a menos que lo que quisiera hacer fuese tan ridículo que no fuera sensato. Así a diferencia de su hermana Allisande, que una vez se había pasado toda una tarde rociando con suavizante rosa una cara alfombra persa sin que ninguno de sus padres hiciese el más mínimo gesto de detenerla, Perryne tenía permitido hacer lo que quisiera siempre que fuera razonable.

Su dieta constaba principalmente de carne magra, pescado azul saludable, verduras de hojas, frutas con jugo y cereales integrales con fibra, pero una vez a a semana se le permitía comer patatas fritas o similares, pero no con demasiada frecuencia. También podía comer golosinas en Navidad y huevos de Pascua en Pascua (Lisette no podía; aún sigue pensando que el chocolate es nocivo y no tolera su presencia en su casa. Y Allisande no sabría diferenciar el brócoli de las espinacas ni aunque le fuera la vida en ello.)

Perryne debía limpiar y ordenar su habitación una vez a la semana,pero no pasaba nada si entre limpieza y limpieza las cosas se salían un poco de madre (el caso de Lisette era muy distinto; a Lisette le habían enseñado desde el primer día que debía tener la habitación en perfecto estado de revista en todo momento, y que cualquier cosa que estuviese fuera de lugar se tiraría al cubo de basura exterior sin esperanza alguna de recuperación).

Perryne hasta cierto punto, tenía permiso para elegir la ropa que quería llevar. No tenía prohibido vestirse como una princesa, a diferencia de Lisette (porque su padre, que era socialista, se oponía a cualquier connivencia con la monarquía), pero tampoco se le permitía ir de tiendas en medio de una tormenta con un bikini negro, un vestido de tirantes rosa y chancletas, como hizo Allisande con solo nueve años.

Los amigos, conocido y miembros del clan familiar, suspiraron de alivio con la llegada de Perryne. <<¡Por fin! - se dijeron entre sí (y a sí mismo)-. Por fin Bascom y Sorrel Ingrey van a criar un hijo de una forma normal y equilibrada.>> Esas personas deberían haber sido más cautas con sus bromas de celebración. Deberían haber recordado que, a pesar de sus crianzas en ambos extremos del espectro estricto/benévolo, tanto Lisette como Allisande eran unas chicas muy agradables.

En cambio, nadie habría descrito a Perryne Ingrey como una niña simpática. Era ceñuda, egoísta, propensa a grandes rabietas, rencorosa y ruin. Nunca se reía ni hacía reír a nadie, y carecía del más mínimo encanto. Tenía un aspecto tosco, y su personalidad era también difícil y tosca. Por muchho que uno lo intentase, era imposible encontrar virtud alguna en ella. Bascom, Sorrel, Lisette y Allisande o pusieron todo de su parte y, hasta el mismo día en que Perryne fue asesinada, nunca se rindieron, pero no parecía que hubiese forma de mejorar el carácter de la niña.

<<¿Cómo ha podido suceder una cosa así? -se preguntaban todos en los pueblos próximos cuando se dijo que Perryne Ingrey (no unas de sus hermanas) había asesinado a Malachy Dood-. ¿No es ella la terca? ¿La que criaron de manera normal?>>

Esto demuestra que noventa y nueve personas de cada cien se niega a utilizar el cerebro la mayor parte del tiempo. Era cierto que Perryne se había criado de una forma equilibrada, un modelo de compromiso, pero tanto su padre como su madre estaban continuamente frustrados por no poder hacer las cosas totalmente a la manera de cada uno. Ni Bascom ni Sorrel podían pensar <<Oh, sí, estoy criando a esta niña justo como yo creo que se debe criar a los niños>>, ni tampoco podía pensar ninguno de ellos <<Estoy criando a esta niña justo al revés del método que pienso que es el mejor>>, lo que sería una idea mucho más tranquilizadora de lo que uno puede imaginar, porque te limitas a rendirte y seguir las pautas de otra persona, en lugar de sentir que tu método está avanzado en un momento dado para frustrarte luego.

¿Quién mató a Perryne?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora