David Butcher, el nuevo profesor de música de las chicas Ingrey, se presentó a Lisette, Allisande y Perryne con la ayuda de una canción folclórica húngara. <<Soy el señor Butcher, y para que no lo olvidéis, he aquí una canción llamada The Handsome Butcher (El carnicero guapo)>>. A continuación, se aclaró la garganta y se puso a cantar:
siete cerraduras en la puerta roja.
Siete puertas en la ciudad roja.
En la ciudad vive un carnicero, le llaman el Guapo John Brown.
En la ciudad vive un carnicero, le laman el Guapo John Brown.
Las botas de John Brown relucen de limpias,
Las espuelas de John Brown tintinean y brilan.
En el capote, una flor carmesí; en la mano, una copa de vino.
En el capote, una flor carmesí; en la mano, una copa de vino.
De noche, las doradas espuelas suenan,
En la oscuridad, las botas de cuero relucen.
No lames más a mi ventana, tu corazón ya no es mio.
No llames más a mi ventana, tu corazón ya no es mio.
Las chicas Ingrey no olvidaron nunca el nombre de David Butcher, pero no fue por el carnicero de la canción, sino porque Perryne lo asesinó.
(Ya sé que apenas acaba de ser presentado, pero no tiene sentido llegar a conocerlo. Después de todo, en esta historia no es más que una víctima, por muy brillante y fundamenta que hubiera podido ser como profesor de música en caso de haber seguido viviendo.)
David Butcher no se cayó por una de las ventanas del segundo piso de Speedwell House y se mató: lo encontraron tendido en el suelo de la biblioteca, frío e inmóvil. Un día llegó pronto a clase; Perryne también. Cuando Lisette y Allisande entraron en la biblioteca a la hora acordada, encontraron a Perryne acurrucada en una silla, con una sonrisa de satisfacción y el cadáver del señor Butcher a sus pies.
Sin ninguna marca en él.
-¿Qué le has hecho, Perryne?- preguntó Bascom con tono de desesperación.
-Nada, padre- respondió ella con indiferencia.
-¡¿Qué significa <<Nada, padre>>?! Lo has envenenado? Ha tenido que ser veneno, porque no tiene heridas visibles.
-No creo que fuese así- dijo en voz baja Sorrel Ingrey-. Creo que Perryne se ha limitado a quitarse la máscara, la que siempre lleva en nuestra presencia, y le ha dejado ver quién es en realidad. Creo que el terror ha sido tan grande que a Butcher se le ha parado el corazón.
-O quizá no ha hecho más que desearle la muerte- sugirió Allisande-. Eso podría haber bastado.
-Estáis hablando de mí como si fuese una bruja- dijo Perryne, indignada .
-Vamos, Perryne- Sorrel dio una palmada-. Te voy a llevar arriba a tu habitación y te voy a encerrar en ella.
-¿Cuánto tiempo?- preguntó Perryne.
-¡Tanto como parezca!- contestó Sorrel, furiosa.
-No te olvides de la puertecita verde- le dijo Bascom a Sorrel-. Tendrás que apoyar la cómoda contra ella por el otro lado para que no se pueda escapar. Esa puerta no tiene cerradura.
De inmediato, Lisette cambió mentalmente la letra de The Handsome Butcher:
La puertecita verde no tiene cerradura.