PREFACIO

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Desde lo más profundo de un oscuro abismo, débil y como una sombra apenas visible en la oscuridad, resurgió Metatrón. Débilmente, usando casi toda su fuerza, salió de la oscuridad de aquel frío y profundo abismo con ayuda de algunos espectros de acantilado, que le tenían un profundo respeto y servían a él con aires de admiración.

Los espectros de acantilado son hostiles hacia otras especies, muy intolerantes a cualquiera que se acerque a su abismo y que pueda servir de alimento para ellos. Sin embargo, Metatrón les inspiraba un poco de miedo por el gran poder que posee; o más bien, poseía.

Un año antes, Metatrón, el regente, el poderoso, había sido derrocado por Lord Asriel y Marisa Coulter. Mientras que ellos murieron, Metatrón había quedado sumamente débil, perdiendo casi toda su fuerza y poder. Los ángeles son más débiles que los humanos, sin embargo él no era un ángel común, sino el más poderoso de los ángeles, la mayor autoridad del reino de los cielos, de la Montaña Nublada.

A pesar de esto, los espectros de acantilado hubieran consumido todo su poder, se habrían alimentado de él desde el momento en que cayó al abismo, de la misma manera en que se alimentaron de Asriel y Coulter. Pero algo los detuvo: la promesa de un mundo sólo para ellos, la promesa de poder salir de aquellos abismos oscuros en los que estaban condicionados a vivir, la promesa de tomar el control sobre todo...

Metatrón había conseguido la lealtad de aquellos seres al hacerles una oferta que no podían rechazar: los espectros cuidaron de él mientras estaba débil, y le habían protegido hasta que hubo recuperado por completo su poder. Ahora ascendía de las profundidades del abismo más fuerte que nunca y decidido a finalmente saciar su hambre de poder.

Ahora, lo que esperaba para él y para aquellos seres del acantilado sería un poder infinito, un poder que nunca hubieran esperado conseguir...

El Escudo Celeste - Fanfic La Brújula DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora