Capítulo 4 - LA DESPEDIDA DE LYRA

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— Vengo en nombre de Serafina Pekkala—dijo Kara—necesito hablar con el rey Iorek Byrnison sobre un asunto urgente.

Dos osos guardianes abrieron la gran puerta de la entrada del palacio. Kara, junto con su daimonion y el daimonion de bruja, Kaisa, entraron a la inmensa fortaleza de Iorek Byrnison. No era la primera vez que visitaba al rey de los osos; hacía unas pocas semanas había ido junto con Serafina Pekkala a visitar su palacio; la bruja le había hablado de algunos asuntos importantes y que en aquél momento para Kara no tenían sentido, pero que ahora, comprendía perfectamente.

Y ella estaba ahí ahora, para confirmar las sospechas que la bruja había tenido. Era parte de su misión; debía avisarle al rey Panserbjorne lo que Serafina Pekkala le había pedido. Debía advertirle que la guerra estaba cerca y que las brujas lo necesitaban.

Caminó por el largo pasillo que seguía a la entrada del castillo y a cincuenta metros de distancia se encontró con el trono del gran rey. Iorek Byrnison estaba sentado en él, esperando ansioso escuchar el mensaje que con tanta urgencia le habían traído.

Kara se acercó a él segura, ya no tenía miedo. Había conocido al rey oso antes, y no le parecía en absoluto amenazador. Además, él y Serafina Pekkala eran amigos, ella confiaba en él y no le temía. Así que no había razón alguna para preocuparse. Serafina Pekkala le había dicho que era de fiar y que con él, estaría segura.

Kara se paró a varios metros del trono e hizo una reverencia.

—Rey Iorek Byrnison—comenzó a decir con todo el respeto con que le era posible hablar. —Vengo en nombre de Serafina Pekkala a hablarle de un asunto importante.

El nombre le pareció familiar. También aquella joven que estaba ahora parada frente a él. Se incorporó un poco y se erguió. Kara se asombró de lo grande y alto que era.

—Te escucho. —dijo el rey oso.

—Las sospechas de mi reina Serafina Pekkala han sido confirmadas. Metatrón ha regresado y la guerra se avecina. Serafina Pekkala solicita su ayuda y la de sus súbditos para que luchen a su lado.

A pesar de la gravedad de la noticia y de lo que aquellas revelaciones significaban, la expresión del oso rey no cambió. Seguía serio y silencioso, como si no se hubiera percatado de la situación que había. Eso desconcertaba mucho a Kara, no podía interpretar su rostro. ¿Qué estaría pasando por su mente en aquél momento?

— ¿Dónde está Serafina Pekkala ahora? ¿Por qué te ha enviado a ti a notificarme esto?

—Nuestro clan fue atacado. Serafina y yo fuimos las únicas sobrevivientes. Ella está en busca del clan de la bruja Ruta Skady para solicitar su ayuda, al igual de la de otros clanes de brujas de Sbalvard. Su daimonion viajará a Inglaterra, conseguirá que algunos giptanos quieran ayudarnos en la batalla y presten sus barcos como transporte. Mi reina espera verlos en el sur, al extremo contrario de Sbalvard para formar una flotilla. Les pide que suban a sus naves y vayan a la guerra.

El rey oso se levantó del trono, tomó su armadura que se encontraba unos metros al lado y se la puso. Dio una señal con la cabeza al panserbjorne que se encontraba más cerca; éste asintió y entró a otra sala contigua.

—Avísale a Serafina Pekkala que estaré listo con mis súbditos; que formaremos parte de su ejército y que estaremos en el sur lo más pronto posible.

Una sonrisa se trazó en el rostro de Kara al oír las buenas noticias.

—Ella confiaba en que usted aceptaría; así que no me ordenó notificarle la confirmación. Me asignó una tarea diferente.

El Escudo Celeste - Fanfic La Brújula DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora