Capítulo III

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III

Pasaron varias semanas desde que James inscribió a su hermana en la institución mental. Ir a dejarla había sido una de las experiencias más dolorosas que su padre había tenido. Después de la muerte de su esposa, Yude había sido la única mujer en su vida, y sin ella ahora, volvería a casa solo.

James se ofreció a ir a vivir con él para atenuar su sufrimiento y evitar que se sintiera tan solitario y triste. Ahora la habitación de su hermana era la suya, pero a pesar de haberla acondicionada a su gusto aún no lograba sentirse cómodo en ella. Se sentía... algo extraño.

Las preocupaciones habían aumentado desde que su hermana entró en el psiquiátrico. Le habían hablado desde la clínica varias veces para informarle que su hermana había tenido ataques de locura y agresividad y que había herido a otros internos. Dado a eso, le suministrarían el doble de medicamentos y la meterían en aislamiento. Uno de los psicólogos le diagnosticó esquizofrenia, y le aseguró que su hermana no saldría de ahí en un buen tiempo.

Eso había puesto a James y a su padre muy tristes y angustiados. Tanto que James olvidó por completo que la fiesta de cumpleaños de Megan se celebraría en su casa. Eso molestó a su novia.

—¡Te dije que lo olvidarías! —le replicó ella.

—Ay, Megan de verdad, de verdad lo siento—se disculpó él—Con todo esto que pasó con mi hermana, yo... Olvidé avisarte, lo siento.

—Me la debes—dijo ella entre comprensiva y molesta.

James le dio un abrazo y le dijo:

—Y ya sé cómo compensarlo. Iremos al bosque y haremos un picnic en celebración de tu cumpleaños; será un día para nosotros dos, sólo tú y yo.

—De acuerdo, está bien—dijo fingiendo enojo, pero sin poder evitar esbozar una sonrisa.

...

Dos días después, Megan y James quedaron de verse en el bosque. Él llevaba una gran canasta con comida: sándwiches, fruta, ensalada y un buen vino para tomar. Escogieron juntos un lugar adecuado en el césped y ella colocó una gran manta a cuadros sobre la cual ambos se sentaron a comer.

Rieron, se besaron y se divirtieron. James había traído tanta comida que los dos quedaron increíblemente llenos. Recogieron todo, subieron las cosas al auto y decidieron dar un paseo por el bosque. El clima era cálido y perfecto, ideal para un día al aire libre.

Caminaban juntos, agarrados de la mano y observando el pasaje.

—¡¡James!! —escucharon una voz femenina que gritaba a sus espaldas. James cerró los ojos al reconocer a la persona que había emitido ese sonido y molesto, se volvió.

Karla se encontraba a unos cinco metros de ellos y corría a toda velocidad hacia James. En cuanto lo alcanzó, le plantó un beso en los labios con fuerza; tan rápido que él no tuvo tiempo de reaccionar.

James usó toda su fuerza para apartarla.

—James, ¡Qué bueno encontrarte aquí!

Él miró hacia un lado suyo, donde estaba Megan. Pero ella ya no estaba. Miró hacia todos lados, pero sólo alcanzó a ver un par de pies alejándose corriendo de ellos.

—Ah—dijo Karla— ¿Ustedes están...?

—Si—contestó James e ignorando a Karla, corrió hacia donde Megan, tratando de alcanzarla.

Megan corría a toda velocidad entre los árboles, alejándose deprisa de James y de aquella extraña chica que lo había besado, ¿Había algo entre ellos? ¿James le estaba siendo infiel? Lágrimas corrían por el rostro de ella mientras corría sin mirar atrás, golpeando las ramas que se interponían en su camino, apartándolas.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2016 ⏰

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