Prólogo

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— Se encuentra estable por el momento, pero no sé hasta cuando despierte

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— Se encuentra estable por el momento, pero no sé hasta cuando despierte. El golpe lo recibió como si fuera una simple mortal — escuché voces detrás de la puerta de la habitación donde me encontraba. Me senté en la camilla con mi cuerpo protestando del dolor, levanté un poco de la sábana que me cubría y estaba totalmente cubierta en vendas.

Levantando un poco de la venda pude ver como mi piel estaba quemada, cosa que podría curar fácilmente cuando recuperara mis fuerzas. La cabeza me punzaba y todo me daba vueltas; Pronto escuché como abrían la puerta de la habitación, asomando el rostro de doctor y todos los de afuera entraron en manada a verme y a rodear la camilla en donde me encontraba.

— ¡Cariño, has despertado! — mi madre me tomó por la cabeza abrazándome contra su pecho, el movimiento tan brusco hizo que mi cabeza punzará aún más y me alejará un poco.

Podía identificar a las personas que estaban en la sala como, por ejemplo: Mis padres, Grimm, Edel. Pero la desilusión cayó sobre mi rostro cuando vi que Kami no estaba entre ellos, pero estaba tan débil que fui incapaz de preguntar.

Traté de hablar, pero las preguntas no salían de mi garganta, estaba afónica, mi garganta se encogía al intentar pronunciar cualquier palabra. Cuando mi madre vio esto rápidamente se apresuró a hablar.

— No te preocupes, todo está bien. Lo lograste, nos has salvado a todos — dijo madre. La paz inundo mi cuerpo, relajado de todo estrés ocurrido.

— Cuando abriste aquellos portales, Zephyr perdió la estabilidad, pronto él y su ejército se desvaneció en sombra y no hemos tenido noticias sobre él. Tú, has caído de una altura muy alta como si fueras una simple mortal y caíste incendiándote; Cuando tocaste el suelo se apagó el fuego y se cerraron los portales — habló Edel pasando a un lado de mi camilla para apretujarme mi mano —. Lo hiciste muy bien, estamos orgullosos de tenerte y lo que has sacrificado por cuidarnos.

Todo volvía a mi memoria, cuando abrí aquellos desgarros mi dragón se desvaneció y me hizo caer directamente al suelo, el fuego que salía de los desgarros me logró alcanzar quemando mi piel. Y de pronto recordé, Kami sosteniendo mis manos y dándome fuerza para no darme por vencida. La rosa que había comido en aquella punta del Reino y lo mal que la había pasado en todo el combate. Miré mis manos, llenas de rasguños y moretones con incluso rastros de sangre; Pasé mi mano por mi cuerpo con mi aura de curación, sintiendo el alivio en mi piel y viendo cómo es que mi magia era mucho más efectiva que antes. Mi madre exaltada miró mi mano.

— ¿Has tomado la rosa? — dijo casi en un grito. Asentí confirmando su pregunta y intercambió miradas con mi padre — No entendemos muchas cosas, Ryu. ¿Cómo fuiste capaz de abrir tus alas? Y sobre todo ¿Cómo supiste de la rosa?

Pasé mi mano por mi garganta cuando terminé de curar mi cuerpo, regularizando mi voz y sintiéndome como si hubiera vuelto a recuperar toda mi energía.

Entre Llamas | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora