Capitulo 4: Simulación

47 3 0
                                    

Mis ayudantes estaban justo por terminar los últimos detalles de mi traje

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis ayudantes estaban justo por terminar los últimos detalles de mi traje. Era entallado, pero de una tela muy delgada y flexible que no acumulaba nada de sudor lo cual me resultaría muy cómodo de usar.

La prueba sería dentro de unos cuantos momentos y no tenía ni idea de lo que me sería puesto, utilizaban simuladores y para que no hubiera trampa nada de lo que estuviera allí adentro era de mi conocimiento. No me encontraba bien.

— Princesa, está listo — la voz de mi ayudante me sacó totalmente de mis pensamientos, debía estar concentrada para esto. Guardias que me esperaban en la puerta de mi habitación me llevaron a otra sala dejándome sola detrás de ellos. Mirando alrededor noté como es que estaba dentro de un domo gigante y enfrente de mí se encontraban varias personas manejando un panel que era imposible que yo supiera lo que hacían, podía reconocer varios rostros entre ellos como por ejemplo a Edel, guardián del mundo mágico actual que me dedicaba una sonrisa, le sonreí de vuelta y miré a los demás, prensa y reyes estaban presentes a lo que estaba por suceder.

— Esto será simple, Ryu. Estarás en una simulación en donde se probarán tus habilidades y virtudes. El veredicto final te lo daremos después, buena suerte. Oh, y una cosa más, por precaución no uses ningún desgarro ¿De acuerdo? — la voz de Edel sonó por todo el domo exaltándome. Tomé un gran respiro y asentí abriendo mis piernas a la altura de mis hombros en posición de guardia.

Por puro simple reflejo cerré mis ojos de un solo golpe al sentir como desaparecía el suelo debajo de mí y poco a poco todo tomaba alguna forma. Abrí un solo ojo asegurándome que todo estuviera en orden, solamente un bosque de noche era lo que estaba frente a mí. Un calor intenso se hizo presente en mi espalda haciendo que me girará automáticamente a ver qué es lo que era, el incendio de mi propio castillo estaba frente a mis ojos.

Me senté en una arcada tratando de sacar mis alas de dragón tan caracterizadas por ser mías, pero era inútil, de un chasqueó mío solamente salían pequeñas chispas. Mi poder había sido eliminado. Miré a mis alrededores y pude notar como es que eran las mismas bestias que Zephyr había utilizado en mi contra nuestra última batalla. Sin pensarlo dos veces me lancé sobre una de ellas cabalgando hasta el Reino, cuando llegué a éste me llevé la sorpresa de que no había nadie en éste a simple vista imaginando que ya todos estaban fuera.

— ¡Ryu, ryu! — escuché los gritos desesperados de Kami desde la punta del castillo, un frío recorrió mi columna y corrí a las escaleras para ir a su rescate apenas aguantando el fuego que estaba por tocar mi cuerpo, pero el cuerpo de Zephyr me impidió el paso.

— ¿Creías que iba a ser así de fácil? — me detuvo el paso mientras caminaba hacia a mí, no podía hacer nada sin mis poderes y eso cada vez me provocaba más ansiedad - ¿Creías que después de todo lo que causó tu estúpido amor te iba a dejar salirte con la tuya? Destruiré tu mundo, como tú destruiste el mío —. Escuchaba los quejidos de Kami a lo lejos debido a que el fuego cada vez hacía que nos quedáramos con menos oxígeno.

Las manos frías de Zephyr rápidamente se hicieron presentes en mi cuello apretándolo con todas sus fuerzas y lanzándome por los aires. Mi espalda crujió debajo de mí, era imposible que logrará vencerlo sin mi magia. Uno de sus pies se colocó sobre mi pecho haciendo imposible que fuera capaz de levantarme.

— ¿Tú eres su guardiana? Eres solamente una patética e insolente niña —. De pronto todo volvió a mi memoria, nada de lo que estaba pasando era real y solamente estaba dentro de una simulación. Algo parecido a cuando viajaba entre sueños en compañía de Kami.

De un solo golpe dejé a Zephyr debajo de mí entre quejidos y riéndose de mí.

— No eres real — me agaché para quedar viéndonos a los ojos. — Definitivamente no lo eres, Zephyr es mucho más... ¿Cómo decirlo? Habla un poco más y me humilla mucho más — solté un puñetazo contra su cara sin notar como éste había sido con mucha más fuerte de lo que comúnmente era, Zephyr al igual que yo no tenía ni una pizca de magia y lo que me importaba más en ese momento era encontrar a Kami. No había notado como sus bestias estaban rodeándonos esperando a atacarme. Una de ellas se lanzó contra mi espalda y sólo por reflejo empujé hacía otra dirección, había dejado un rastro de sangre hasta el lugar donde estaba.

Toqué mi hombro lastimado por una mordida, cuando miré mi mano estaba cubierta de sangre. Estaba muerta, no era capaz de atacar a todos ellos sin mi magia y con Zephyr apunto de recobrar la compostura por el golpe. Sólo tenía una opción. Miré hacia todos los lados buscando algo que justificara mi falta de poderes y lo encontré, la diosa del fuego y el dios del viento peleando una vez más por los aires. Suspiré pesadamente y tomando aire chiflé lo más fuerte que pude.

Mi dragón vino inmediatamente por mí dejando subirme en su lomo, su poder rápidamente se transfirió a mí dejando recorrer su luz a cada extremo mío. Me llevó hacia el castillo y ahora no sólo escuchaba la voz de Kami sino de miles de personas encerradas dentro. El castillo se estaba consumiendo en llamas apunto de hacer que éste cayera.

Concentrando toda mi fuerza en mis manos atraje todo el fuego formando un torbellino que poco a poco fue disminuyendo hasta que en un movimiento brusco de muñeca desapareció. Debilitada y sin fuerzas volví a dentro del castillo junto con mi dragón, bajé de él con esfuerzo y en ese momento volví a perder mis poderes.

— Cuida a las personas del Reino —. Podría jurar como es que mi dragón me dio una ligera sonrisa para después ir a la puerta del Reino y protegerlo. Corrí por las escaleras buscando a Kami por todos lados, por fin lo encontré, tirado afuera del balcón inconsciente y lleno de heridas.

Lo tomé en brazos llevándolo a dentro y que pudiera verlo mejor.

— Kami, Kami, despierta... — decía una y otra vez con las manos en las mejillas de Kami, no tenía ninguna respuesta de él. Poco a poco empezaba a abrir los ojos y cuando pudo reconocerme sonrío ampliamente.

— ¿Cómo está, mi lady? —. Sin pensarlo dos veces me lancé a sus brazos entre lloriqueos. Como si hubieran apretujado mi corazón de un solo golpe.

— ¡Te he extrañado tanto! No sabes lo mucho que me haces falta, nada de esto es lo mismo si no estás tú. Tú me das fuerza, tú y sólo tú eres mi mayor amor

— Has cumplido el último reto, felicidades — la misma voz de Kami habló desde otro lugar. Lo miré confusa y asustada. — ¿Así es cómo soy en un futuro? — miró a Kami que estaba tirado sobre el suelo e hizo un gesto de asco.

— ¿Quién eres? — pregunté. Por fin volteó a verme a los ojos.

— El verdadero Kami — volteó a mirar la hoja que tenía entre sus manos. — Valentía, altruismo, honestidad, cordialidad, erudición — comenzó a leer y me miró de nuevo. — Has superado todas las pruebas. Edel solo fue capaz de superar 3 de ellas, me sorprendes; Es una lástima que no vayas a sentir el sabor de tu victoria...

— ¿De qué hablas? —. Kami me miró de una sonrisa de lado a lado propagando el miedo en mi interior. 

Entre Llamas | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora