Capitulo 2: De regreso a casa

48 4 0
                                    

Las cosas habían cambiado desde entonces, superar a Kami me llevó a un extremo de depresión que nunca pensé llegar a pasar que era tan evidente que terminaron publicándolo en algunos periódicos dándole otra explicación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las cosas habían cambiado desde entonces, superar a Kami me llevó a un extremo de depresión que nunca pensé llegar a pasar que era tan evidente que terminaron publicándolo en algunos periódicos dándole otra explicación. Tenía que estar arreglada todos los días porque cada día se presentaba la prensa o conferencias con otros guardianes, había dejado los entrenamientos ya que el uso de mis nuevos poderes hacía que me defendiera de forma natural. Extrañaba a Galván, no lo podía negar, pero ¿Qué podía hacer? Últimamente sentía que había perdido el control de mi propia vida y estaba más vacía que nunca.

La prensa sospechaba que Grimm y yo ocultábamos un amorío, pero no era así; Nunca pensé que al tener mi vida expuesta sería punto fijo de la prensa y sobre todo de amarillismo.

No había vuelto a abrir un desgarro desde entonces pensando que podría encontrarme con un Kami y lo que menos deseaba en estos momentos era recordarlo. Cada recuerdo de él me hacía soltar las lágrimas, mi rostro sin maquillaje era realmente horrible pues las ojeras rosadas debajo de mis ojos era lo primero que resaltaba, los rasguños y los moretones en mis piernas causados por mí misma no hacían más que empeorar mi aspecto, me había preocupado tan poco por mí que no me molestaba por pasar un poco de mi aura azul para curarme.

Estaba parada frente al público de prensa para que al día de mañana estuvieran informados de nuestros planes; Con los pies hinchados de tanto caminar y estar parada sobre tacones de 20 centímetros que me había dado Danna.

El tema que ahora estaba causando controversia era el tema de si seré guardiana del mundo mágico, mientras la mayoría pensaba que era lo mejor del mundo otros pensaban que tenía muy poca experiencia y era incorrecto, pero a esté punto todos afirmaban que sería la guardiana del mundo mágico si es que aceptaba la convocatoria, por otro lado, no quería quitarle su puesto a Edel ya que el parecía apreciarlo con toda el alma.

Un ruido contra la puerta interrumpió mis palabras llamando la atención de los presentes, era Danna con el rostro totalmente rojo.

— Necesitamos su ayuda, no podemos curarlo — negó con la cabeza y bajé inmediatamente de la tarima para ir detrás de ella sin siquiera despedirme de la prensa. Cerré la puerta tras de mí con un chasquido de dedos antes de que fueran detrás de mí.

Nos detuvimos en enfermería, una camilla estaba rodeada de curanderas haciendo lo posible por ayudar a alguien que estaba recostado en está, me abrí paso entre ellas para poder mirar al chico. Su rostro estaba totalmente quemado del lado izquierdo impidiendo que pudiera abrir los ojos y parte de su cabello estaba algo quemado, creé un aura en mi mano pasándola por todo su rostro y localizando cada herida que tenía, poco a poco comenzó a abrir los ojos.

Palidecí al ver que eran los ojos de Kami, tomé su rostro entre mis manos y era indiscutible que era el rostro de Kami, me había acostumbrado al Kami mayor que no lo pude reconocer a simple vista. Me apresuré a curar sus heridas antes de que pudiera reconocerme y salí corriendo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí, la prensa estaba a punto de llegar al pasillo para tomar una noticia bastante llamativa así que me metí en la habitación de al lado, recargando mi espalda contra la pared resbalando poco a poco hasta que estuviera sentada sobre el frío suelo casi aguantando mis lágrimas.

— ¿Qué te sucede? — Grimm entró por la puerta y cerrándola detrás de él para que ningún reportero pudiese colarse. Tallé mis ojos corriendo un poco el maquillaje y levantándome del suelo.

— Nada ocurre — dije enjuagando las pocas lágrimas que fueron capaces de salir de mis ojos.

— Nunca fuiste buena mentirosa, Ryu

La puerta sonando me salvó del interrogatorio de Grimm, lo aparté para abrir la puerta, la prensa estaba siendo retenida al comienzo del pasillo así que me dirigí al otro extremo del pasillo cuidando que no vieran mi rostro. Mañana daría aclaraciones sobre el tema quitándole importancia o el rumor de expandiría como un incendio forestal.

— ¿Quiere que hagamos algo, Princesa? — un guardia se posicionó a un lado de mi mientras Grimm ordenaba que la conferencia se había acabado.

—Quiero que la llegada de ese chico sea confidencial, que alguien le dé atención especial y investiguen que fue lo que sucedió — me aparté a un lado y salí directamente a mi habitación, mi cabeza punzaba y era incapaz de ordenar mis pensamientos.

Era el rostro de la persona que me había hecho tanto daño, y lo peor es que no era su culpa realmente. Él no era el Kami del que yo me había enamorado, solo me enamoré de una ilusión de un momento que jamás pasó. Pero ¿Qué hacía ahí? Las quemaduras eran bastante simples pero difíciles de curar, incluso para la curandera.

Me centré en desatar cada una de las trenzas de mi cabello encerrada en mi habitación para lograr relajarme, el tacto de sentir mi cabello me relajaba que se podía notar a simple vista en mi respiración.

Grimm entró a la habitación cerrando directamente la puerta detrás de él, con el traje que tenía puesto desacomodado y un poco sucio.

— Es Kami — lo dijo tan seco que estaba segura que ya estaba consciente de que yo sabía que era Kami.

— Lo sé — le confirmé dándole la espalda para que no notara mi preocupación en el rostro, me conocía tan bien que lo notaría demasiado rápido.

— ¿En verdad regresaremos a esto? — casi me gritó.

— ¿Regresar a qué?

— Todos en este Reino hemos luchado para que tú estés bien y lo olvides de una vez por todas ¡Y justo cuando estás a punto de sacarlo de tu corazón ese imbécil aparece por acá!

— ¡Yo no conozco a Kami! — lo empujé por el pecho. — ¡No sé si sabías que mi Kami desapareció! Yo no sé quién carajo es él ni como sea, y sinceramente he perdido el interés en saberlo. Así que vete con tu opinión por otro lado y deja de molestar — lo empujé fuera de mi habitación y azoté la puerta derrumbándome en lágrimas.  

Entre Llamas | Segundo LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora