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En los días siguientes, la gente me miraba raro con sus ojos; bueno eso ya lo hacían habitualmente, pero esta vez más si era posible. Desde que salió aquella noticia hace tres días no vi aparecerse a "Junmyeon declaraciones insólitas" por la escuela. ¿Se estaría arrepintiendo por lo que hizo? ¿Su padre lo habría retado? ¿Estaría avergonzado de que su cara torcida siguiera apareciendo en las noticias al momento en que yo le pateaba sus partes nobles?

Pues ¿quién sabe?

Eso fue lo que creí hasta antes de salir a comprar fertilizante para mis abuelitos. Ya tenían una gran cosecha al fondo de la granja, muy escondida al decir verdad, pero a la tierra le faltaban tantos nutrientes que no le alcanzaba de abono ni las heces de las vacas.

Como iba diciendo, no sabía que pasaba con Junmyeon...

Hasta esa tarde. Alguien tocó la puerta con rapidez, golpecitos apresurados uno detrás de otro.

-Ya vaaa -alcé mi voz cansado de que no dejen de llamar.

¿Qué no pueden esperar a que acabe de hacerle el té a mis abuelos? ¿No entienden que la infusión con las hojas de sus plantitas tardan en desprender el color?

-Mande -abrí la puerta con una sonrisita. -¿En qué puedo servirle?

-¿Eres el niño marihuanero? -preguntó de prepo una voz de hombre encubierto, tenía una capucha negra tapando su rostro, gafas de sol y ropa deportiva.

-¿Eh?

-¿Eso que huelo es té de marihuana? -frunció su nariz.

-¡Ah! -llevé mi mano hacia la boca. -¿Cómo se atreve a cuestionar las infusiones medicinales que toman mis abuelitos para aliviar sus dolores?

-Como sea, ¿eres el niño Zhang? ¿el... prometido de Junmyeon? -preguntó con dificultad en su voz.

-¿¡Quién es usted!? No tengo por qué darle informaciones a desconocidos -me crucé de brazos decidido. Nadie me iba a sacar información, y menos voy a embarrar más al pobre muñequito color mármol.

¡Por que sí! Ya lo perdoné, así que shh. Sólo que Junmyeon no lo sabe. Lo perdoné en mi conciencia.

-¡Mira niño! Solo te lo voy a decir una vez, ¡aléjate de Junmyeon si no quieres sufrir las consecuencias! -me apuntó con el dedo.

-¿Quién se cree qué es usted? ¿Por qué se oculta? ¿Acaso también le gusta Junmyeon y no se atreve a decirlo en voz alta? -le desafié.

-¡Grosero! ¿Quién más que un chico como tu puede tener ideas tan desquiciadas? -farfulló el hombre con desprecio.

-¡Entonces muéstreme su cara!

-¿Te vas a alejar de Junmyeon y lo dejarás en paz?

-¡El comenzó todo esto!

-¡No intentes culpar a mi hijo de tus morbosidades! -el hombre se sacó las gafas y se bajó la capucha de su buzo.

-¡Oh! -sentí que se me hacían gelatina las piernas.

¿O lo que casi se me escapa del trasero por el susto era casi gelatina?

-¿¡Alcalde!? -le miré sin poder creerlo.

-Aléjate- de- mi- hijo -espetó con seriedad. -¿Está claro?

-P-Pero... ¡yo nunca intenté nada con él! -negué frenéticamente.

-No me interesa, ¡no te acerques nunca más a mi hijo si no quieres que tus abuelos queden en la calle! ¿Entiendes? -me amenazó con sus ojos fríos como el mismísimo demonio.

La Granja de Lay 🐔 (exo/Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora