Besos del cielo

6. ¡Somos hermanos!

  -Me gustas. -ya no pude contenerlo.

Algún día, esos sentimientos terminarían pudriéndose dentro de mí, la putrefacción de sentimientos marchitados y emociones oxidadas se volverían en amargura, y la amargura me mataría de manera veloz, más veloz que ahora.

Choromatsu me daba la espalda, así que no pude ver su rostro confuso, quizá asqueado. Se soltó con brusquedad para volverse a mí con una mirada de reproche.

  -¿Qué dijiste? ¿Te gusto? ¿En serio, Ichimatsu? -se veía bastante fastidiado.

  -Sí...

Para mí, ésta era la oportunidad para ponerle fin a mi absurdo amor por él. Confesándome y siendo rechazado.

  -¡¿Estás loco?! ¡Soy tu hermano! ¡Y ese maldito beso...! Ese beso, ¡¿cómo pudiste?!

  -Lo siento...

  -No, yo lo siento más. ¡No te acerques más a mí! -se dio la vuelta... y se alejó.

Decir que no me dolía era estúpido, mi corazón se caía a pedazos en ese momento. El dolor me impidió ser consciente de todo a mi alrededor, sólo recuerdo que de repente empezó a llover.

"Nunca cedas a la tristeza. Si puedes levantarte, hazlo."

«No voy a terminar como él.»

*  *  *

Me estaba aburriendo como nunca. Dejé la revista en la cómoda y salí camino al pachinko. Justo cuando atravesaba la calle, vi a Todomatsu caminando hacía mí sin fijarse.

  -Alto ahí. -me atravesé en su camino.

  -Oso...matsu... -Todomatsu pronunció mi nombre evitando mirarme.

Lo supe al verlo desde lejos, su rostro triste había llorado momentos atrás. Quise abrazarlo, pero tocarlo no era algo que pudiera hacer con facilidad.

  -Déjame pasar. -me evitó.

  -¿Tú... estuviste llorando?

  -Basta, Osomatsu. No voy a hablar de eso contigo.

  -Odio que siempre tengas secretos para todo, aún siendo tan evidente.

  -¡Hay cosas que no quiero contar, idiota! ¡Quítate!

  -Tsk.

De verdad odiaba que nuestra distancia no pudiera ser acortada por nada. Aunque pareciera que nos llevábamos bien, todo cambiaba cuando estábamos solos. Entre los dos había un frío muro de cristal impenetrable, no importaba cuanto tiempo pasara, no lo veía ceder ni un poco.

«Y ayer...»

  -Todomatsu.

«Él apenas había llegado a dormir.»

Me miró desconfiado.

  -¿Dónde estuviste anoche? -insistí.

  -¿Por qué te preocupa? No soy Ichimatsu.

  -¡Es porque somos hermanos!

  -¿Ah, sólo por eso? -su sonrisa desafiante me provocó un terrible escalofrío.

  -¿"Sólo"? Preocuparse es normal entre hermanos, idiota.

  -Bueno, es que pensar cosas como "¿con quién estará?", "¿con quién compartirá la cama?" y "¿por qué no conmigo?" no me suenan a nada entre hermanos.

Me aterré al haber sido descubierto con tanta facilidad, pero así era Todomatsu. Sonreí.

  -Y si ya lo sabes, ¿por qué no lo probamos, Totty? -tomé su mano y la besé, pero él la retiró, furioso.