_____ Crossley llegó a su casa con el corazón en la garganta. Cerró fuertemente la puerta, poniéndole todos los seguros que tenia y se giro quedando de espaldas de esta. Respirando agitadamente, camino mas tranquila hacia la cocina y se sirvió un baso de agua. Lo necesitaba urgentemente después de haber corrido tanto.
Otra vez había escuchado esos pasos a sus espaldas, siguiéndola, pero sobre todo vigilándola. Y la terrible sensación de sentirse observada cada segundo. Su hogar era el único lugar en el que se sentía segura, y si es posible, el único lugar en donde podía tener privacidad. Escuchó el teléfono de la casa sonar, dejo el baso a un lado de la encimera y fue hacia él.
- ¿Diga?
- Hola gatita…
_____ se sintió morir. Dios, era él. Incapaz de casi poder hablar, sus manos comenzaron a temblar y su corazón latió rápidamente.
- ¿Q-quien eres?
- Sabes perfectamente quien soy nena. Soy Harry.- se río, tan profundamente, que a ella se le erizo la piel.
- ¿Qué es lo que quieres?
- A ti.
_____ comenzó a tartamudear.
- Llamare a la policía.- le amenazó, aunque sabia de que no serviría de nada.
El comentario de ella pareció darle gracia, porque comenzó a reír. Su voz era ronca, áspera, y pareciera que su risa fuese la replica idéntica de una película de terror.
- Llámalos si quieres, pero lo único que vas a hacer es perder tu tiempo. Esos imbéciles no lograran encontrarme jamás.
- Entonces déjame en paz.
- Lo lamento, pero no puedo.
_____ se relamió los labios, nerviosa.
- Uhm… ya quiero imaginar por donde pasara esa lengua mas adelante.- gruño él.
_____ se sorprendió. ¿Acaso la estaba observando? Discretamente miro para ambos lados, primero a la derecha y luego a la izquierda, cerciorándose de que estuviese sola.
- Te estoy mirando, pequeña. Pero tranquila, que no estoy en tu casa.- hizo una pausa, y _____ pudo asegurar de que en ese momento estaba sonriendo.- aun…
- Por favor, déjame en paz. Dime de una vez por todas que mierda quieres de mí.- dijo desesperada.
- Quiero violarte…
_____ se paso una mano temblorosa por la cara, aterrorizada.
- No puedes hacerme esto.- dijo al borde del llanto.
- Claro que sí. Y tenlo por seguro que lo haré, así que cuídate, porque muy pronto serás mía, gatita.
- ¡No! ¡Jamás seré tuya entiéndelo de una puta vez!- grito, incapaz de soportarlo mas y colgó.
Y ya no lo aguantó. Empezó a llorar, fuerte, con dolor. ¿Por qué le pasaba esto a ella? ¿Por qué? ¿Qué es lo que había hecho para que se mereciera todo ese sufrimiento? Siempre había sido una chica buena, y a sus 23 años de edad se consideraba a si misma una mujer independiente. Podría ser la esposa perfecta. Deseada por los hombres, y envidiada por las mujeres. Su vida había sido maravillosa hasta que llego él.
Tomo el teléfono y tecleó el numero telefónico del detective encargado de su caso. Harry no se había pasado mas allá de cartas o llamadas eróticas confesándole las miles de veces que había fantaseado con ella teniendo un sexo fantástico, pero ahora llego a su limite. Había amenazado con violarla y no podía permitir que lo hiciera.
- Detective John, soy _____.
- Hola _____. ¿Ocurre algo?
- Si.- suspiro.- es Harry, volvió a llamarme… y esta vez amenazo con violarme.- dijo con un hilo de voz.
- Oh, dios… _____, rastreare tus llamadas, tal vez así podremos localizarlo.
- Si, por favor, haga algo.- sollozó.- ya no lo soporto.
- Tranquila, pero por ahora te aconsejo que te mudes de ciudad. Es lo mejor _____, es muy riesgoso de que sigas aquí. Harry ya sabe donde vives. Es mejor no correr el riesgo.
Ella se quedo boquiabierta. ¿Mudarse ella de ciudad?
- Lo pensaré
- Esta bien, iré ahora mismo con la policía a tu casa para asegurarnos de que Harry no este allí, así logremos tal vez obtener alguna pista. Por mientras, es mejor que te vayas a dormir en casa de algún amigo o familiar, es muy peligroso de que estés sola en tu casa.
- Lo haré, gracias detective, lo estaré esperando.- y colgó.
“Una nueva vida”, pensó. Tal vez era lo mejor mudarse de ciudad, y así una vez por todas lograba huir de ese maldito psicópata que la ha estado acosando.