Capitulo 14
La pálida chica yacía acurrucada al lado de Harry, su cabeza estaba apoyada en sus fuertes brazos mientras dormía plácidamente. Todavía sentía un fuerte dolor, pero su respiración era pausada, tranquila. Él le apartó el pelo de la cara, dejándolo caer sobre su espalda. Mientras la miraba, se preguntó cómo es que ella se transformó en la persona más importante de su vida.Sus sospechas estuvieron claras cuando Harry recordó lo maravilloso que se sintió mientras le hacía el amor. Se estaba enamorando. La chica despertaba en su interior sentimientos ocultos que pensaba que había perdido. Sentimientos que sólo ella podía lograr despertar. Su corazón se encogió ante la idea de tener que alejarse de ella. La quería tanto que el simple pensamiento le dolía. Aun recuerda con claridad ese día, aquel día que había perdido por completo a su pequeña y hermosa niña, el día en que dejo de ver sus penetrantes ojos azules.
(...)
-Harry, por favor no te enojes- Le había pedido la ojiazul. Sus preciosos ojos estaban inundados de lágrimas. A él le dolió en el alma verla llorar, pero aun así no se ablandó.
-Creí que me querías- le dijo frío. Su mandíbula estaba apretada mientras la miraba con algo que parecía dolor.
-Te quiero, Harold. Siempre lo he hecho- Levantó su mano para acariciar su mejilla, pero este se alejó, como si el simple tacto de ella lo lastimara.
-No me toques- gruñó él, por primera vez con un tono amenazador, que a la chica le asustó. -Ni se te ocurra volver a tocarme. Me mentiste-
-Lo sé y lo lamento- sollozó. -Te juro que quería decírtelo. Harry se río amargamente. _____ sintió como si le estrujaran el corazón.
-¿Cómo pudiste decirme de que mi padre había muerto? Confíe en ti- Susurró apenas sin mover los labios.
-Perdóname… por favor, perdóname. El rizado la ignoró.
-Me habías dicho que murió ejecutado- la miró enfadado. - Me viste llorar por él, ¿Y tú que hiciste? Te quedaste callada.
-El día en que hablé con él en la cárcel me pidió que no te dijera nada. Me dijo que te hiciera creer que había muerto.
-No me importa. Esto se acaba aquí. Yo nunca te mentí, jamás pensé eso de ti, no de ti.
Aun Harry podía ver la imagen de la hermosa chica frente a sus ojos llorando, y eso lo destrozaba. El solía ver a su padre unas seis veces al año, ya que lo habían transferido a la cárcel de Philadelphia. El rizado no tenía el dinero suficiente como para ir a verlo constantemente. Un día la ojiazul pasó las vacaciones de verano allá, y Harry le pidió que fuera a visitar a su padre para saber cómo estaba. Cuando lo hizo el hombre se le puso de rodillas y lloró, rogándole a ella que lo hiciera pasar por muerto para que así su hijo Harry se olvidara de él. Amaba a su hijo, y lo único que quería era que tuviera una vida normal, lejos de la idea de que su padre fuese un criminal. Ella sintió compasión por él e hizo lo que le pidió. Tiempo después, Harry descubrió su mentira y desde entonces todo cambió en él. Harry la odiaba con todo su ser, queriendo reclamar venganza sobre ella. Años después, cuando la chica entró a la universidad, ella empezó a recibir llamadas de Harry. Al principio ella se alegró, creyendo que tal vez recuperaría a su mejor amigo y todo volvería a ser como antes, ya que lo necesitaba mas que nunca. Pero el ojiverde no pensaba igual. La chica sufría por cada llamada y carta que recibía de parte de este, haciéndola temblar por el hecho de ser violada algún día. Ese no era el Harry al que una vez amó.
(...)
-¿Pussy cat?
La voz suave y melódica de ella lo sacó de sus pensamientos. Ni siquiera se había dado cuenta cuando se despertó. Una sonrisa surcó sus labios. Amaba que lo llame así. -Uhm... ¿Sí?- Musitó Harry.
-Te quiero-
Sus palabras fueron lo más hermoso que alguna vez logró escuchar. Su corazón martilló por la emoción. Una sensación de paz invadió a Harry mientras sentía el corazón de la chica latir sobre él, e inconscientemente, se encontró abrazándola de la cintura para acercarla más a él.
-Yo también te quiero, Pussy bo- Musitó el rizado dejando una hermosa sonrisa seguida de hermosos hoyuelos. Ella sonrió y se abrazó más fuerte a él, subió una mano hasta alcanzar sus rizos y acariciarlos, mientras depositaba besos en su pecho.