Harry entró a la habitación empujando la puerta con el hombro. Sin dejar de besarle, dejó a la páliducha sobre la cama y rompió el beso mirándola fijamente a los ojos.
-Repíte lo que dijiste.- ordenó él.
-¿Qué?- musitó ella descuidada.
-Dime que me quieres.- dijo el rizado y ella sonrió.
-Te quiero.
Harry cerró los ojos, disfrutando de la deliciosa melodía de su voz al decir esas palabras que hacían latir su corazón cada vez más.
-Una vez más. Repite, por favor,lo necesito.- pidió.
-Te quiero, te quiero, te quiero…- la chica deslizó sus pequeñas manos sobre el pecho de Harry. Lo acostó sobre el respaldo de la cama, y empezó a repartir besos sobre su cuello, subiendo hasta su oído, cada vez más, mientras estrujaba sus rizos con fuerza, haciéndolo endurecer por el deseo.
-Te quiero, Harry Styles.- susurró ella sobre su oído, su voz seductora y melódica.- lo hago y mucho.
Harry se sintió en las nubes al oír las palabras que más le gustaba escuchar. Lo quería. ¡_____ Crossley lo quería!
-Eres tan hermosa….- murmuró el, acariciando suavemente su mejilla seguido de sus hoyuelos.- Y yo un idiota, ¿Cómo puedes querer a un hombre como yo?
-Simplemente porque lo hago.- tomó su mano y la colocó sobre su pecho. El ojiverde pudo sentir su corazón, latiendo a mil. -¿Sientes eso Harry? Late por ti nadie mas que ti, eres el único que siempre pudo ponerlo así, nadie mas que tu. Eso es lo que provocas en mí, y mucho más Harry ¿lo entiendes? Solo tu-
-Te quiero… oh _____, no sabes cuanto te quiero, ella acunó su rostro con sus manos y lo besó. Y él pudo sentir, ese ligero cosquilleo en su estomago que se le estaba haciendo cada vez más habitual cuando estaba cerca de ella. Cuando Harry se alejó un poco de ella para quitarse la camisa, de repente, Marley cruzó la puerta como un rayo y se lanzó sobre la cama, justo al medio de los dos, separando a ambos. Harry arqueó una ceja, incrédulo, y cuando intentó acercarse a _____, él maldito animal le gruñó. Valla, al parecer a Marley se le había pasado el miedo hacia Harry y ahora estaba más que dispuesto a morderlo.
-Muévete.- gruñó el rizado apretando los dientes.- A menos de que quieras que te dé otra patada, y esta vez me aseguraré que sea en las bolas.
Lejos de intimidarlo, el perro le ladró ruidosamente y al parecer, no tenía la intención de moverse a menos de que su dueña se lo ordenara. Harry miró a _____ clavándose en sus azules ojos, pidiendo ayuda, pero en vez de hacerle caso, ella se echó a reír.
-¿De que te ríes?- preguntó el chico, entrecerrando los ojos.
-Oh, vamos, dime que no te pareció gracioso.- rió, estirando una mano para acariciar a Marley. El perro respondió sus caricias moviendo la cola y al instante se relajó.- Está celoso, eso es lo que pasa. Cree que me haces daño.
-Daño le voy a hacer yo a él si no mueve su cul…
-¡Edward!
Harry puso los ojos en blanco y sin nada más que decir, se levantó y salió de la habitación. ¿Celoso? Oh, si. Y por un jodido perro, que lo acaba de dejar con las ganas de hacerle el amor a su chica. De repente, alguien lo abrazó por detrás. Suspiró, sintiendo como las cálidas manos de la ojiazul empezaban a recorrer su pecho, haciéndolo estremecer.
-No te enojes.- susurró ella, en un tono tan bajo. Besó suavemente su hombro sobre la tela de la camiseta.- Por favor.
Harry sonrió y se volteó, la tomó de las mejillas y la besó. Un beso tierno, lento. Ella suspiró contenta. Le encantaba la manera en que la besaba, y cada vez que lo hacía, estaba convencida de que Harry sentía algo por ella. Por más pequeño que fuese, él le demostraba que sentía cosas especiales por ella y ante el simple pensamiento que la amaba, el corazón se le aceleró por la emoción. El rizado rompió el beso y la miró como si fuese lo más precioso que sus ojos pudieran ver.