Capitulo 3: "Dulce vecino"

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Había pasado ya una semana desde aquel extraño incidente en el baño de la plaza, Sakura simplemente dejo de pensar en ello y se convenció de solo había sido un pervertido cualquiera tratando de satisfacer sus fantasías.

-Haaaaamp... dios que rápido se me ha pasado mi primera semana libre y esa Ino despreocupada, no fue ni siquiera para venir a darme una disculpa hump.- dijo la ojijade recién levantada de la cama, aun somnolienta y notoriamente molesta por el abandono de su amiga.

De pronto comenzó a sonar el timbre del teléfono, se dirigió con suma tranquilidad hasta una mesa cerca del comedor donde se hallaba dicho aparato y con calma tomo el auricular. -Si ¿diga?- hablo la pelirrosa con letargo.

-Hola, Sakura ¿cómo estas¬?- se escucho una voz una tanto chillona al otro lado de la línea.

-¡Ah! ¡Ino-cerda! nada de "¿cómo estás?", como pudiste dejarme sola sin decirme nada ¿eh?- le reprocho con gran molestia y furor en sus palabras.

-Ah en verdad lo siento, lo que sucede es que me llamaron de urgencia del hospital y ya no pude decirte nada y lo peor es que fue solo para hacer insignificante papeleo.- menciono la ojiazul del otro lado en un tono que denotaba fastidio. -Parece ser que va haber un nuevo doctor en el hala de psiquiatría, pero aun no me he enterado de quien va a ser, en verdad me han tenido tan apurada para nada.- dijo con enojo sin darle mucha importancia al asunto. -Pero... aun más relevante, ¿estás bien?... no te he visto ni hablado contigo en toda una semana, que... ¿ocurrió algo?- pregunto con preocupación.

En cuanto hubo escuchado esa simple pregunta proveniente de su amiga, las imágenes de aquel incidente en la plaza le llegaron como un doloroso rayo a la mente, sus ojos se abrieron grandes y un escalofrió recorrió su espalda por completo. -N-no... no ha pasado nada, es solo que... quería descansar un poco... sí, eso es todo, al fin y al cabo son mis preciosos días libres ¿no?- le respondió dejando salir una risilla cargada de nerviosismo, evitando mencionar lo ocurrido para no preocupar a su tan preciada amiga.

-Bueno, está bien... si tu lo dices.- musito de manera leve notando la falsedad en las palabras de la pelirrosa. - Hmmm... dime... ¿qué te parece si vamos tu y yo junto con Hinata a tomar un café?... eh ¿qué me dices?- le propuso su rubia amiga cono la intención de animarla un poco y con la ilusión de evitar que la pobre de Sakura terminara convirtiéndose en una hikikomori.

-Ehm... si, me parece buena idea... ¿a qué hora nos vemos?- afirmo preguntando con algo de ánimo y esperanza... la esperanza de distraerse, pero más aun olvidar, olvidar todos aquellos pensamientos que le causaban tanta angustia.

-Hmmm... ¿qué te parece a las cuatro, enfrente del café de siempre?- le expreso la rubia sumamente animada.

-Sí, suena bien... entonces nos veremos más tarde, bye.- contesto la ojijade ya con un poco mas de energía.

-Ok, bye.- se despidió la ojiazul para luego colgar el teléfono a la par de la pelirrosa.

Dejo el teléfono en la mesa de donde lo había tomado y se dirigió con pereza hacia su cocina, extrajo del refrigerador dos huevos y un envase de jugo de naranja, los coloco en la barra y de un estante saco un vaso y de otro un sartén, puso el sartén a calentar, vertió los dos huevos y se dispuso a freírlos, mientras servía un poco de jugo en aquel vaso. Ya listos los coloco en un plato, tomo este junto con el vaso y se dirigió a la mesa del comedor con la disposición de desayunar, situó el plato y el vaso en la mesa y cuando estuvo a punto de sentarse escucho sonar el timbre de la puerta.

Se condujo hasta la puerta y con suma calma la abrió y al hacerlo se encontró con quien menos se imaginaba. -¿S-sasori-san?- pregunto vanamente con la sorpresa dibujada por todo su rostro.

Mi Dulce, Dulce VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora