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Llovía. Llovía como si hubiera llegado el fin del mundo, y era de noche. El anciano profesor se convenció de que su nieto ya no lo visitaría, tal y como horas antes acordaron.

Miró la enorme caja en la mesa y suspiró, una pizza fría no tenía gracia. No podía culpar al chico, ¿quién se aventuraría a salir a la calle con semejante tempestad?

-Será mañana... -murmuró.

El timbre de la puerta alzó la voz para contradecirlo. Así era su nieto, siempre a contracorriente, siempre arriesgándose, siempre impredecible. Sonrió. Era tan parecido a él. Lo interesante se había saltado una generación en la familia ya que sus hijos habían resultado unos simplones.

Corrió tanto como su dolor de rodillas le permitió. Abrió la puerta y encontró a su nieto envuelto en un impermeable azul oscuro, luchando por cerrar un paraguas que el viento inmisericorde había desarmado.

-¿Cómo se te ocurre venir con este tiempo?

-¡No me salgas con esa cabronada! -le espetó entrando como un torpedo malhumorado-. ¡Dijiste que era importante y más vale que lo sea!

-Lo es... pero podía esperar a mañana. Ya no tiene caso, cámbiate de ropa y cenemos primero. Pedí una pizza.

-¡Magnífico! Me muero de hambre -cambió de semblante y empezó a quitarse el impermeable y los deportivos-. Por los nervios no he comido desde ayer y mi estómago se está quejando.

-¿Ya hablaste con Ana María?

-No. Le dije que tenía algo importante que decirle. Mañana tiene el día libre en el hospital y lo vamos a pasar juntos. Pero temo que ella se está haciendo ideas locas sobre lo que quiero hablarle.

-Apuesto a que cree que la vas a hacer abuela. Está obsesionada con eso desde que te echaste novio.

-Mamá es un caso perdido...

Josemari devoró media pizza en unos minutos, al mismo tiempo habló sin parar de las reacciones desproporcionadas de su madre ante todo lo que él hacía. El abuelo escuchó asintiendo a cada cosa y soltando una que otra carcajada. Cuando la cena pudo darse por terminada, y la mesa estuvo recogida, le llegó el momento que llevaba días preparando.

-Pasemos a mi asunto.

-Eso, tu asunto importante. ¿Qué es?

-Hace poco descubrieron una tablilla completamente inusual en el museo.

-¿Inusual?

-El texto que contiene no debió ser parte de la biblioteca de Asurbanipal, y de alguna manera se coló. ¿Lo puedes creer? ¡Es algo extraordinario! Pensamos que pudo ser la hazaña de algún esclavo israelita atrapado en Nínive durante siglo VII a.C.

-Eso fue cuando los de Babilonia se levantaron y echaron abajo el imperio Asirio, ¿verdad?

-Exacto -el viejo palmeó la espalda de su nieto, no había perdido el tiempo con él-. Incluso menciona a los babilónicos como sus nuevos opresores.

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