2.

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Salí de la ducha y rápidamente me sequé.

El verano casi había llegado, la alta temperatura ya se notaba en la capital. 

Me vestí con unos shorts negros de tiro alto. Decidí acompañarlos con una blusa de tirantes blanca lisa y mis adidas del mismo color que la blusa. 

Me fijé en mi pelo, ni ondulado ni rizado. Lo odiaba.

Lo sequé rapido con el secador y lo alisé. La verdad, cuando estuvo por completo liso, me arrepentí de haberlo hecho ya que a causa de la calor tuve que recogerlo en una coleta de caballo.

Me dí  el visto bueno en el espejo y fui a mi habitación. ¡Qué desastre! 

He estado tan ocupada con los estudios que apenas me dio tiempo a recogerla un poco.

Y mientras la recogía, me fijé en la camiseta del Atleti que había sobre mi escritorio y, automáticamente, recuerdos de ayer llegaron a mi mente.

Terminé de hacer todo. 

Al fin.

No sabía que se podía acumular tanta suciedad en tan poco tiempo.

El timbre sonó y tras él, los ladridos de Scooby.

Bajé las escaleras tratando de no matarme. Casi me caigo de la sorpresa al abrir la puerta.

- Hola... - dije sorprendida.

- Eh... esto... ¿cómo me dijiste que te llamabas? - preguntó. Reí.

- No seas pesado, no voy a decírtelo Griezmann.

- Pues lo necesito para los papeles del seguro si quieres que arreglen tu coche - me dijo mientras se encogía de hombros.

- Destiny Mauri - respondí y él sonrió.

- Te llamaré Dest 

- ¿Pero qué... - no me dio tiempo a terminar ya que entró en mi casa.

Se sentó en el sofá y acarició a mi perro.

¿Quién se había creído que era para pasar como si estuviera en su casa?

- Dest quiero hablar contigo - me miró y yo alcé mis cejas.

Me senté frente a él.

- Debido a lo ocurrido ayer, quiero regalarte esto y no aceptaré un no por respuesta - me extendió un sobre.

Fruncí el ceño.

Pero al abrir ese sobre mis ojos se abrieron como platos y mi mandíbula casi toca el suelo.

- No puedo aceptarlo, Antoine - dije intentando darle el sobre de vuelta.

- Por favor, Dest. Ven a Francia, es un regalo para que me perdones lo de tu auto - casi me rogó.

Revisé de nuevo los papeles del sobre. Eran entradas a todos los partidos que disputaba la selección francesa. También los billetes de todos los aviones que habían que coger y encima iría en ellos con el equipo.

- De acuerdo, Antoine 

Una sonrisa apareció en su cara, que poco a poco se contagió a la mía.

- ¡Conoceré a muchos franceses guapos! - grité de alegría y él rió.

- Tienes uno delante, nena - contestó arrogante.

Lo miré reprimiéndome la risa, hasta que los dos estallamos en carcajadas.

- Pero hay un problema - lo miré seria y como si me hubiera leído el pensamiento agarró a Scooby.

- Se puede quedar con un amigo mío, lo cuidará bien, te lo prometo 

Asentí mirando a mi perrito. Lo echaría de menos sin duda.

- Dest, el vuelo hacia Francia lo tomamos mañana, a las 7:00 h paso a buscarte, ¿de acuerdo? - avisó y yo solo asentí.

¿Por qué estaba aceptando ir a Francia con un extraño? 

No es que no lo conociera, ya que casi te podría contar su vida, pero él sólo me conocía de ayer.

- ¿No crees que te estás precipitando, Antoine? Es decir, no me conoces... -le dije y él suspiró.

- Destiny, si hubiera chocado a otra persona, ahora mismo yo sería portada de todas las revistas, ya que iba hablando por teléfono. Incluso te dije el motivo - me miró - y tú sin embargo, no has ido corriendo a ningún canal de noticias a contarlo, es por eso por lo que te estoy tan agradecido.

Asentí. No iba a negar que tal vez tuviera algo de razón.

- De acuerdo Antoine, me has terminado de convencer, pero sólo iré para que dejes de sentirte culpable, ¿vale? - pregunté

Asintió como un niño pequeño y me miró sonriendo.

- Dime Anto, por favor 

Sonreí y me levanté del sofá tirando de él.

- ¡Oh, no! ¡Otra vez no! - gritaba mientras lo arrastraba hasta la puerta.

Mis carcajadas se escuchaban por toda la casa e incluso a el francés se le escapaba alguna que otra.

- Adiós, Griezmann. Nos vemos mañana - y dicho esto, le cerré en su cara.

- ¡Hasta mañana, Dest! - gritó desde fuera.

Sonreí. La idea de ir a Francia seguía pareciéndome una locura, y más aún que confiara en mi. 

¡Por dios! ¡Me conoció ayer! 

Subí contenta a mi habitación. ¿Qué debía llevar en la maleta para ese viaje?


Whims of fate. | Antoine Griezmann.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora