6.

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POV ANTOINE.

Volví a mirar a Dest.

- Oye Anto, creo que yo aquí sobro y no quiero molestar, de verdad... -dijo mientras se tocaba el brazo.

Siempre lo hacía cuando estaba nerviosa, era un gesto infantil que me encantaba.

¿Me encantaba?

Sacudí la cabeza.

-¿Qué pasa, Dest? No molestas - contesté y ella negó con la cabeza.

- Tu querrás estar tranquilo con tu novia y conmigo al lado no podrás estarlo -explicó ahora algo triste.

¿Mi novia?

- Dest, tonta -sonreí, era tan inocente a veces que parecía que tenía 5 años- no es mi novia, es Mia, mi hija.

Ella abrió sus ojos y relajó su cuerpo. ¿Por eso estaba así? ¿Pensaba que tenía novia?

- Lo siento, yo... -sonrió tímida.

- Ven, te necesito en esto -le dije mientras agarraba su mano.

Noté como sus mejillas se enrojecían.

Conocía a Dest desde hace poco pero todos estos días he estado fijándome en su forma de actuar, en sus gestos, sus muecas, sus gustos... La verdad era una chica muy interesante y diferente a las demás,

Ludivine me había contado que habló con ella en el partido contra Rumanía y que era completamente diferente a Erika.

Y tenía razón. Destiny tenía algo que me llamaba mucho la atención, y mientras más me fijaba en ella, más seguro estaba de que me gustaba.

Espera, ¿qué?.

No me gusta, es sólo una amiga.

Andamos hasta donde se encontraba Erika, quien miraba fijamente nuestras manos.

- Veo que te has buscado un nuevo entretenimiento -dijo fríamente.

Destiny intentó soltarse pero lo impedí. No tenía que dejar que sus palabras le afectaran en lo más mínimo.

- Sólo vengo a ver a mi hija -le dije a la mujer de la que estuve ciegamente enamorado y que tanto daño me hizo.

- Bien, tienes una hora, Griezmann. -miró su reloj- a las 15:00 h la quiero aquí de vuelta en perfecto estado.

Iba a hablar pero cierta chica con mucho carácter me interrumpió.

- Oh, tranquila chica, estará genial, Anto es un gran padre -escupió sus palabras con desprecio hacia Erika.

No pude evitar sonreír y mirarla. Ella me devolvió la mirada y se aguantó una carcajada.

Erika rodó los ojos y se marchó con paso decidida.

Aún no entiendo como la he podido soportar tanto tiempo.

Un llanto me sacó de mis pensamientos negativos hacia Erika, era el llanto más bonito y dulce que una persona podía escuchar: el llanto de su hija.

- Hola, pequeña -me acerqué a ella, era tan bonita, tan indefensa. Si no la quisiera tanto ya me la habría comido.

Empecé a hacer pequeñas cosquillas en su barriguita y empezó a reír débilmente.

Si escucharla llorar era bonito, no podéis imaginaros como es escucharla reír.

Miré hacia Dest que nos miraba enternecida. Me sonrió y se acercó.

- Hola, bonita -dijo a Mia.- ¿puedo cogerla, Anto?

Asentí y ella cargó a mi hija con mucho cuidado.

Me pareció una escena tan bonita que no pude evitar inmortalizarla. Miré la foto que les había tomado varias veces y sonreí.

A Mia le estaba gustando estar con Dest, ya que no dejaba de sonreír, y sé que Destiny estaba encantada con la pequeña.

- Oye, déjasela un rato a su papá, que hace mucho que no la ve -dije fingiendo enfado y ella rió.

- Oh, Mia. Que la suerte te acompañe con tu papi -se burló y me pasó a mi hija.

La había echado tanto de menos, había sufrido tanto cada vez que Erika decía que no la volvería a ver, que cuando la tuve riendo en mis brazos no pude evitar que alguna que otra lágrima se escapara de mis ojos.

Destiny, preocupada, se acercó a mi.

- Sé que es duro, Anto -dijo mirando el césped.- Ludivine y Marine me contaron que había intentado quitártela, y el día del accidente me lo dijiste también, y ahora que os veo juntos... -se paró para mirarme y acariciar mi brazo con dulzura- no puedes dejar que esa estúpida os separe, Anto.

Le sonreí. Esta chica era increíble.

Sentí una mano golpear suavemente mi cara. Miré a Mia y besé su frente para luego sentarla en su carro.

Dest me miraba confundida.

Pero cuando me vine a dar cuenta, la estaba abrazando, y lo mejor fue que ella me estaba correspondiendo el abrazo.

- Eres un gran amigo, Anto -dijo.

Amigo.

Claro, sólo somos amigos.

Sonreí como pude y volví a centrar mi vista en Mia.

Jugué con ella y con Dest hasta que llegó de nuevo la hora en la que me tenía que separar de ella.

Divisé a Erika a lo lejos y al parecer Mia también, ya que empezó a llorar.

Sé que por muy pequeña que fuera, a mi hija le gustaba estar conmigo.

- Ahí viene -avisó Dest poniéndose en pie.

Imité su gesto. Erika llegó frente a nosotros.

- Bien, es la hora, despídete Antoine -dijo de nuevo fría.

Sentí a Destiny agarrar mi mano de nuevo.

Asentí y me despedí de mi hija. Mi amiga hizo lo mismo.

Erika suspiró impaciente y volvió a abrir su boca.

- Hasta la próxima, Antoine -se despidió Erika y miró a Dest- de ti no puedo decir lo mismo, tal vez la próxima vez venga con otra, adiós -le guiñó el ojo.

Creo que si no hubiera agarrado a Destiny, le habría saltado encima y la hubiera dejado calva. Estoy seguro.

Las vimos alejarse. Suspiré triste y sentí como unos brazos abrazaban mi cintura.

De nuevo la sonrisa volvió a mi cara y miré a Dest.

- Oye, Dest -la llamé y ella me miró- te tengo una sorpresa.



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Hola chicas! Antes que nada quería daros las gracias por estar leyendo mi novela, por los votos y por los comentarios. En serio, ¡mil gracias!

Y ahora, ¿qué os parece que algunos capítulos los narre Antoine? Decidme que tal os parece en los comentarios guapis :)

Besis.

Whims of fate. | Antoine Griezmann.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora