19.

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Corrí lo más que pude. El metro no tenía otro día para estropearse.

Llegué al parque, Antoine ya no estaba. 

Miré mi reloj, llegaba 35 minutos tardes.

Busqué por todos lados hasta que vi un bullicio de gente y un chico de ojos azules firmando autógrafos. Sonreí.

- ¡ANTOINE! -grité y corrí hasta él.

El francés me miró y fue como si hubiera visto un ángel. Su cara se iluminó por completo y sus ojos tenían ese brillo especial que tanto me gustaba.

Me paré y respiré cuando llegué a su lado.

- Creí que no vendrías -me dijo. 

Yo seguí intentando regular mi respiración. Había venido corriendo desde la otra punta de Sevilla.

- Verás, el metro se estropeó y tuve que venir corriendo -le dije y él rió.

Nos alejamos un poco de todos y nos sentamos en un muro. Se había hecho de noche y en esta calle había pocas luces.

- Verás Dest... tenemos que hablar -me dijo.

Asentí y me puse en lo peor. Es mejor así, no me llevaría tantas decepciones.

- Erika quiere irse mañana porque sabes que estás aquí -me contó.

Yo sólo lo miré. Sus ojos azules se posaron en los míos. Era increíble como me sentía cuando me miraba.

-Entiendo... -dije y bajé mi cabeza.

Él sonrió. ¿Por qué sonríe? ¿Se alegra de alejarse de mi?

- Déjame tenerte una noche, sólo una -me pidió.

Una noche, como hace un mes pasábamos los días. Sería más duro olvidarle si aceptaba su propuesta. Pero esta batalla ya sabíamos que la había ganado el corazón.

- De acuerdo -respondí.

En sus labios se formó una sonrisa. 

- Te quiero -susurró.

Y después de esto me abrazó como si se dejase la vida en ello. Y debo admitir que en ningún sitio estaba mejor que en sus  brazos. Se había convertido en mi lugar preferido.

Pegó su frente con la mía. Cómo había echado de menos tenerlo así de cerca. 

Dirigió su vista a mis labios, me estaba empezando a poner nerviosa. Seguía sin apartar su mirada de ahí. 

- Por favor, Antoine, hazlo -pedí desesperada.

Y lo hizo.

Después de casi un mes y medio sus labios volvían a acariciar los míos. 

Nuestras lenguas jugueteaban entre sí y antes de terminar el beso para respirar, mordió mi labio, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera.

- Te he echado tanto de menos -me dijo.

Limpié alguna que otra lágrima que se habían escapado de mis ojos.

- Destiny -me llamó.

- ¿Qué? -pregunté mirándolo de nuevo.

- ¡Qué le den a Erika! ¡Me quedo contigo! -gritó y luego me cargó y depositó besos por toda mi cara.

Abrí los ojos pero más aún se abrió mi boca. 

- Pero... y... Mia -conseguí decir. Él sonrió.

- La tendremos con nosotros -me dijo y yo sonreí.

Empecé a llorar descontroladamente. No sabía si era felicidad o toda la rabia que había acumulado todos estos días.

Pero al fin me sentía bien conmigo misma.

-Te quiero, Antoine -le dije pasando mis brazos por su cuello y abrazándolo fuerte.

Un sonrisa se formó en su rostro.

- ¿Quieres reírte un rato? -me preguntó divertido y yo fruncí el ceño.

Él futbolista sacó su móvil. Sonreí al ver que aún tenía la misma foto de fondo de pantalla. 

Luego le dio a contactos y luego a... oh oh, está llamando a Erika.

- ¿¡ANTOINE!? ¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁS? -gritó nada más coger el teléfono. 

Abrí mis ojos como platos, pobre Anto, lo ha tenido que pasar mal también.

- Estoy con Destiny -respondió él como si nada.

- ¿QUÉ HACES CON LA GUARRA ESA? -volvió a gritar. Sin querer se me escapó una carcajada.

- Oye Erika, sólo te llamo para que estés presente en el momento más importante de mi vida -le dijo Antoine.

¿Qué? No entendía nada.

- ¿A qué te refieres? -pregunté y él me miró sonriendo. 

- Destiny Mauri, ¿quieres ser mi novia? -preguntó feliz.

- ¿¡QUÉ!? -gritó Erika.

- CLARO QUE SÍ, ANTO -grité ahora yo que me lancé encima suya.

- ANTOINE GRIEZMANN QUE ES TODO ESTO. -seguía gritando Erika.

Anto no podía contestar, se encontraba ocupado besándome.

- ANTONIO -gritó de nuevo. 

Miré a Griezmann y ambos reímos. Lo había llamado por su nombre en español y me había causado mucha gracia.

Y así estuvo gritando al menos media hora, el mismo tiempo que Griezmann y yo aprovechamos besándonos y riendo por los comentarios de esa "persona", si es que se le puede llamar así.


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Omaigah, ¡al fin son pareja! ¡Y en las narices de Erika! 

También quería aprovechar para agradecer el apoyo que está teniendo la novela, ¡sois las mejores!


Whims of fate. | Antoine Griezmann.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora