Mujer.

97 8 2
                                    

—¡Arón!— oí un grito lejano.

—Arón— esta vez fue un susurro.

Miré en todas las direcciones. Nada. De nuevo. Una vez más. ¿quién me llamaba?.

—¡Arón!— oí muy fuerte, y fue ahí cuando desperté. Abrí los ojos.

Todo fue un sueño.

—Carajo, amigo, ¿Qué sucedió?— dijo con cara de angustia.

Mire a Joaquín, quien estaba un poco preocupado.

—Me caí— dije tocando la parte posterior de mi cabeza, debido al agudo dolor que provenía de esa zona.

Me senté en el suelo, y pensé. Mi madre, ella estuvo en mi sueño, Dios, todo fue tan real.

—¿Seguro que estas bien?— me dijo Joaquín dirigiéndose a la cocina.

—Completamente seguro— dije un poco de fricción en mi voz.

Caminé hasta en sofá y me eche un rato.

Luego de unas cuantas horas Joaquín pidió un taxi ¿Y yo? Bueno, yo me quede ahí, con mis pensamientos descabellados.

Aquella respiración del teléfono, estaba casi seguro que pertenecía a una mujer, su sonido era tan delicado. Aunque no pude reconocer a mi agresor, puedo supone que se trataba de la misma persona que tenia al teléfono, y de la misma que ordenó mi casa, y eso me hace pensar que es la misma que me envió la carta.

Oh Alicia... no sabes como me sentí, quisiera pedir perdón mil veces hasta regresarte la vida pequeña. Muchos se preguntarán ¿Porque matar a una pequeña? Pero pocos entenderán que no fue mi intención.

Tuve una gran duda en aquel momento, Si la persona de la carta dice haberme visto, ¿Por qué no evitó que asesinara a Alicia Lennon, hija de Ray Lennon y nieta del Gobernador?.

"Toc Toc" ....

La puerta.

"Toc Toc" ....

Nuevamente.

Sentí miedo, pero aún así fui a abrir.

—Hola Arón— Me saludó una de las dos mujeres que habían frente a mi puerta.

Se veían algo elegantes, y demasiado sonrientes.

—¿Hola?

—¿No nos recuerdas?

—La verdad es que no— dije haciendo mi mayor esfuerzo por recordar.

—Somos de la iglesia, solo nos preguntamos porque no volviste desde el ... bueno.. desde eso— dijo la otra mujer.

-Oh, ya veo.— dije bajando la mirada.

Aquellas jóvenes se quedaron en silencio como esperando que diera una repuesta. ¿Pero que podría decir? ¿"Dios no existe"? No creo que estuviese bien hacerlas bajar de su nube.

—Solo, váyanse— dije y cerré la puerta.

Al volver al sofá pensé que eso estuvo grosero.

"Toc Toc"

De nuevo la puerta.

Fui a abrir sin pensarlo, quizá eran de nuevo las dos mujeres, quería disculparme. Pero no fue así, esta vez era una mujer diferente.

—Pensé que ya era momento de conocernos— me dijo.

El AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora